Dos seres prácticamente aislados y sin vida social y afectiva (por mucho que el hombre tenga trabajo y cierta hermana a la que alude vagamente), que comparten una casa durante un año entero respetándose y temiéndose mutuamente, porque Kobo sí que descubre enseguida que ciertos alimentos y bebidas de su nevera menguan misteriosamente, pero no coge el toro por los cuernos hasta mucho después.