Prilukoff ya podía planear su asesinato, un crimen que, como habíamos visto, le fue encomendado a Naumov. No fue, sin embargo, el crimen perfecto, y los autores habían sido detenidos. El 14 de mayo de 1910 daba comienzo un proceso que fue conocido como “el caso ruso”, en el que se oyeron 142 testimonios y que comenzó con una salva de silbidos y clamores que anunciaban la llegada de la góndola negra cerrada que traía a la acusada principal. Era costumbre que los acusados fueran transportados en una vieja barcaza verde, pero a ella se le otorgó este privilegio.