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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: No sirvió toda esta disciplina para convertirlo en...

No sirvió toda esta disciplina para convertirlo en un intelectual. No se rodeaba de ellos, sino que prefería la compañía de gente con menos formación que él, tal vez porque se le había acostumbrado a ello desde la más tierna edad. Sus aficiones más conocidas tampoco eran de carácter intelectual: le gustaban los toros y el billar, y se divertía con las mismas cosas con las que disfrutaba el pueblo. Sin embargo, y aunque sea uno de sus rasgos menos divulgados, Fernando VII sí que fue aficionado a la lectura, y, de hecho, reunió una importante biblioteca personal. Además era melómano y amante de la pintura; tocaba la guitarra, dibujaba bastante bien y se atrevía a traducir alguna obra del francés, además de ser mecenas de grandes artistas, como Goya o Madrazo. Todo ello sin olvidar que es a él y a su esposa Isabel de Braganza a quien se debe el museo del Prado. Tampoco la ciencia escapaba por completo a su curiosidad, puesto que algunas veces se entretuvo haciendo experimentos de física y química, creó el museo de ciencias naturales, patrocinó el jardín botánico y ordenó restaurar el observatorio astronómico, que había resultado gravemente dañado durante la guerra contra Napoleón.