Los cofundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin, compartian en el año 2003 una pequeña oficina atiborrada de equipo informático, juegos, palos de hockey, cascos, cámaras y otros artefactos. Sin embargo, aunque dirigían una de las pocas empresas con éxito de Internet, su primer encuentro no fue precisamente amistoso.
Page, dotado de ingenio y destreza manual, en sus años de estudiante había construido una impresora con piezas de Lego que funcionaba a la perfección y cuyo cartucho de tinta estaba acoplado a un muñequito subido en un coche. Se unió a un grupo que estaba recorriendo el campus de la Universidad de Stanford en el que sobresalía un despeinado joven. Era Sergey Brin, hijo de un inmigrante ruso que daba clases de matemáticas. Se pasaron discutiendo varios días hasta que descubrieron que trabajaban en el mismo campo y decidieron unir fuerzas...
Page, dotado de ingenio y destreza manual, en sus años de estudiante había construido una impresora con piezas de Lego que funcionaba a la perfección y cuyo cartucho de tinta estaba acoplado a un muñequito subido en un coche. Se unió a un grupo que estaba recorriendo el campus de la Universidad de Stanford en el que sobresalía un despeinado joven. Era Sergey Brin, hijo de un inmigrante ruso que daba clases de matemáticas. Se pasaron discutiendo varios días hasta que descubrieron que trabajaban en el mismo campo y decidieron unir fuerzas...