Toda su familia salió a su encuentro. Su madre le abrazaba y le llenaba de besos. Su padre se mantenía callado pero sonreía y algo inusual sucedió. Su hermano le revolvió el pelo guiñándole un ojo. Adriana se había unido a su madre en ese amasijo de besos y abrazos. Pablo sabía que tanta demostración de cariño no duraría mucho.