Un pintor acude al chalet de un millonario, llama a la puerta y le pregunta al propietario si necesita pintar algo, ya que con la crisis anda escaso de trabajo, necesita dinero y le hará muy buen precio.
El dueño de chalet le dice:
- ¿Que presupuesto me das por pintarme el porche?
El pintor sin pensarlo 2 veces le responde:
- Pues le cobraré 120 euros y se tendré listo en un par de horas.
El hombre encantado con el presupuesto y el plazo acordado, le pide al pintor que se ponga manos a la obra lo antes posible.
A ls pocos minutos la esposa del millonario le comenta:
- Paco, ¿le has dicho al pintor que pinte también el techo del porche? porque por 120 euros no se yo, mejor vas a ver como lleva el trabajo y se lo comentas.
El marido, que estaba leyendo la prensa muy cómodo en su sillón, no le presta la más mínima atención a lo que le dice su esposa.
Pasados unos minutos suena el timbre, y el hombre acude a abrir, es el pintor que le comenta:
- Bueno señor, ya he acabado el trabajo, que sepa que le he dado dos manos de pintura y ya solo queda esperar a que se seque.
El hombre encantado con la profesionalidad del pintor, saca la cartera de su bolsillo y le paga la cantidad acordada más 30 euros de propina.
El pintor se lo agradece y se despide con un apretón de manos, y mientras se dirige a la salida de se da la vuelta y le dice al millonario:
- Una cosa caballero, que sepa usted que no era un porche, sino un Ferrari.
El dueño de chalet le dice:
- ¿Que presupuesto me das por pintarme el porche?
El pintor sin pensarlo 2 veces le responde:
- Pues le cobraré 120 euros y se tendré listo en un par de horas.
El hombre encantado con el presupuesto y el plazo acordado, le pide al pintor que se ponga manos a la obra lo antes posible.
A ls pocos minutos la esposa del millonario le comenta:
- Paco, ¿le has dicho al pintor que pinte también el techo del porche? porque por 120 euros no se yo, mejor vas a ver como lleva el trabajo y se lo comentas.
El marido, que estaba leyendo la prensa muy cómodo en su sillón, no le presta la más mínima atención a lo que le dice su esposa.
Pasados unos minutos suena el timbre, y el hombre acude a abrir, es el pintor que le comenta:
- Bueno señor, ya he acabado el trabajo, que sepa que le he dado dos manos de pintura y ya solo queda esperar a que se seque.
El hombre encantado con la profesionalidad del pintor, saca la cartera de su bolsillo y le paga la cantidad acordada más 30 euros de propina.
El pintor se lo agradece y se despide con un apretón de manos, y mientras se dirige a la salida de se da la vuelta y le dice al millonario:
- Una cosa caballero, que sepa usted que no era un porche, sino un Ferrari.