Azrael y su coro tienen cuatro misiones ahora: Primero, ellos buscan separar fantasmas y demonios de sus lazos corpóreo o etéreo, para que estas almas sigan a sus últimos destinos. Segundo, ellos cazan a las almas que pertenecen a los demonios y las destruyen dondequiera que ellos se las encuentran. Tercero, ellos intentan dirigir a los humanos cerca de la muerte hacia su destino, y fuera de su destino, o por lo menos les da una segunda oportunidad en la rueda de la vida. También ellos son enemigos implacables de los Demonios del Infierno que promueven la muerte. Por último, Azrael continúa su misión de atender al condenado. Es ahora mucho más peligroso, y él sólo puede bajar de vez en cuando al Infierno, para encontrar esas almas que podrían trasformarse en buenas y así pasar las fronteras de algunos de los Principados del Infierno. Él no discute este aspecto de su trabajo, nadie sabe cuántas almas podría haber salvado, o cómo él los rescata del Infierno, o donde van las almas que él ayuda, a los Cielos más Altos, a otra reencarnación, o simplemente al olvido.