El 28 de junio siguiente se celebran elecciones por sufragio universal masculino, y Clara Campoamor es elegida diputada por Madrid. El 28 de julio las nuevas Cortes Constituyentes incluyen a Clara en la Comisión Constitucional. El 1º de septiembre toma la palabra la diputada Campoamor en las Cortes. Es su primer discurso. Al día siguiente sale para Ginebra como delegada suplente ante la Asamblea de la Sociedad de Naciones. Durante su ausencia, en las Cortes algunos diputados atacan el principio del sufragio femenino basándose –dicen ellos– en las «limitaciones impuestas a su albedrío por la naturaleza». Se pronuncia la frase «la mujer es eso: histerismo». Parte de las izquierdas y el Partido Radical, el de Clara, tienen miedo al sufragio femenino: creen que las mujeres son criaturas de la derecha controladas por sus confesores. Los Radicales y parte de los socialistas se opondrán al sufragio femenino. Se acerca la hora de votación del proyecto. Clara regresa a Madrid y sostiene, el 29 de septiembre, su primer encontronazo dialéctico con Victoria Kent sobre la redacción de un artículo. Al día siguiente se pronuncian sendos discursos contra la igualdad de la mujer a la hora de votar. Clara interviene. El radical Guerra del Río se opone al sufragio femenino con el pretexto de que la mujer votará a las derechas. Pide que ese derecho se recoja en una Ley electoral, modificable según la coyuntura, y no en la Constitución. Sigue a este discurso una réplica contundente de la Campoamor.