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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: El rosal donde floreció esta rosa se encontraba plantado...

El rosal donde floreció esta rosa se encontraba plantado en un jardín del cielo, dónde rubios querubines lo cuidaban y regaba con amor.
La rosa se abrió un hermoso día de mayo de una alegre primavera y cuando un año más salió a la calle, desplegó su manto para dar cobijo con él a todos los alconcheleros y pedroñeros que la adoraban y aclamaban.
De sus ojos rodaron, como dos gotas de rocío muy pequeñas, muy puras y muy trasparentes, dos lágrimas que la rosa derramaba por aquellos devotos que no habían podido acudir a alabarla y a pedirle sus favores, y especialmente por los enfermos e imposibilitados.
Alrededor de esta rosa todo era tan maravilloso, emocionante, puro y claro en aquella mañana de mayo que muchos de los allí presentes, y para dar gracias por haber podido volver un año más, comenzaron a rezar la Salve lo mejor que sabían.

Dios te salve, reina y madre de misericordia, vida dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A tí llamamos los desterrados hijos de Eva. A Tí suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas...

Te rogamos, oyenos.