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Aprovechando las rugosidades de la piedra, los artistas lograban a menudo notables efectos de relieve: un agujero podía convertirse en un ojo penetrante; una muesca, rellena de rojo, se trocaba en una herida; los abultamientos irregulares pasaban a ser cabezas, gibas o grupas; las estalagmitas quedaban convertidas en patas...
Aprovechando las rugosidades de la piedra, los artistas lograban a menudo notables efectos de relieve: un agujero podía convertirse en un ojo penetrante; una muesca, rellena de rojo, se trocaba en una herida; los abultamientos irregulares pasaban a ser cabezas, gibas o grupas; las estalagmitas quedaban convertidas en patas...
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Representadas en plano o en relieve, las pinturas suelen ser de trazos decididos y seguros, y en ellas se advierten pocas señales de corrección. Hay motivos para suponer que los pintores cavernarios aprendían en escuelas. En Limeuil, en el sudoeste de Francia, se descubrieron 137 bocetos trazados en lajas, muchos de ellos torpemente realizados, pero corregidos a menudo en sus detalles por la que se diría mano de maestro...
Representadas en plano o en relieve, las pinturas suelen ser de trazos decididos y seguros, y en ellas se advierten pocas señales de corrección. Hay motivos para suponer que los pintores cavernarios aprendían en escuelas. En Limeuil, en el sudoeste de Francia, se descubrieron 137 bocetos trazados en lajas, muchos de ellos torpemente realizados, pero corregidos a menudo en sus detalles por la que se diría mano de maestro...
