ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

Es bueno reírse de uno mismo.

Para llegar a practicar bien el hecho de reírse de uno mismo, hay que ser rcapaz de verse como los demás nos ven a uno... y sonreí ante lo que se ve.
Una amiga mía decía muy convencida de aquel viejo humorista, Bob Hope, que le gustaba porque hacía reír a todos por el simple procedimiento de reírse de sí mismo...

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¡Qué valioso don el de aquellos que saben bromear sobre sí mismos! Y ¡Qué aburrido resulta el hombre que cuenta sus éxitos! ¡Qué encantador, en cambio, el que nos invita a reírnos con él de sus propios errores!...

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Cuando las cosas marchan bien, un chiste sobre uno mismo aleja la envidia y los celos. Cuando va mal, ayuda a conservar la serenidad y el optimismo. A menudo, el chiste, la frase risueña y jovial, constituyen el principal ingrediente de ese algo intangible y misterioso que es el "encanto"...

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Y si uno de nosotros se dedicase a cultivar el humor como profesión, resulta rentable, no os quepa la menor duda.. ¡Qué le pregunten, si no a Mota! Que se lleva, según dicen, sus buenos "dineretes" por cada uno de sus programas...

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Recuerdo que un incorregible humorista, se zahería a sí mismo, para deleite de muchos miles de personas, y en una de sus actuaciones que salió el tema del boxeo explicaba con aire nostálgico: "Yo solía boxear de joven. Era el único boxeador de mi pueblo que peleaba con espejo retrovisor. También era el único que tenían que transportar dos veces: una, al ir al ring...; otra, al salir de él"...

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¿Por qué es tan divertida la idea de que un humorista sea un cobardica? En primer lugar, porque suscita en nuestra mente una serie de imágenes ridículas. En segundo término, porque no se burla de nosotros. El humor dirigido contra uno mismo no constituye amenaza alguna contra la propia estimación de los demás...

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Y, finalmente, porque en todos nosotros hay una dosis, más o menos grande, de cobardía, y nos reconforta ver que alguien se ríe de la suya. Esto, claro está, que no soy yo quien lo dice, sino personas entendidas en estas cuestiones...

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De igual manera, se dice que nos encanta oír a una persona importante burlarse de su propia importancia. Así que una vez, el expresidente del Tribunal Supremo de un importante país, contaba algo que le gustaba hacer, y que le había pasado unos años atrás, cuando, siendo candidato a juez local, fue invitado a hablar junto con otros candidatos ante un grupo de electores...

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Los oradores fueron presentados por orden alfabético, y él estuvo observando consternado, como cada candidato terminaba su alocución, abandonaba la sala llevándose consigo a sus seguidores, así que cuando llegó su turno, como su apellido comenzaba por Z, no quedaba más que una persona en la sala...

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"Cuando llegó mi turno -decía-, subí al estrado y agradecido de tener al menos a un oyente, pronuncié mi discurso, y luego me dirigí al hombre que se había quedado a oírme para darle las gracias. Pero, al tenderle la mano, se apresuró a decir: "No quisiera que me tomase por lo que no soy, señor. Me llamo Juan C. y también soy candidato!....

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Las personas acostumbradas a hablar en público saben que una de las formas más rápidas de "meterse al público en el bolsillo" es ridiculizándose un poco así mismo...

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Además de hacer la vida grata para todos, reírse de uno mismo puede a veces incluso disminuir una aflicción. La "autoburla" es siempre motivo de saludable hilaridad. En esto difiere del humor ingenioso que a menudo encierra crítica e ironía...

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Al compararlos, Mark TWain dijo una vez que, la diferencia entre ambos le recordaba la que existe entre la luz eléctrica y el rayo: la primera, suave y constante, era beneficiosa para la humanidad; el segundo, demasiado vívido y fuerte, resultaba dañino...

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Un psiquiatra decía no hace mucho que, eran pocas las veces que había sido llamado para atender a una persona que tuviera sentido del humor, y "nunca" a alguien verdaderamente capaz de reírse de sí mismo...

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Naturalmente, este don constituye un maravilloso catalizador cuando hay que aliviar una situación de tirantez en el hogar o que con solidar lazos familiares. Los padres que lo poseen tienen muchas más probabilidades de que las relaciones con sus hijos sean más intensas y afectivas que los que carecen él...

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Como el humor es extraordinariamente contagioso, los pequeños, además de aprender a ser graciosos y divertidos, adquieren una elasticidad emotiva que más tarde, en su vida adulta, les será valiosísima...

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¿Cómo se llega a dominar este "arte"? es una buena pregunta, y la respuesta, según los entendidos, es que, sencillamente, teniendo sentido del humor y la suficiente confianza en uno mismo para no tener miedo de ser juzgado algo tonto por un rato. La materia prima abunda en todas partes...

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Así, pues, tomemos los pequeños contratiempos que sufrimos, los curiosos rasgos que tenemos, los defectos que son propios de la especie, y tratemos de aprovecharlos en nuestro favor mostrando su lado cómico, ese elemento de humor que nos hace a todos semejantes...

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Creedme, seguid mi consejo, y os meteréis a la gente en el bolsillo al mismo tiempo que se le "endulza" la vida por unos momento.