PROEZAS. Elizabeth Ralph
Aristóteles, cuando escribió sus obras, y Milton, cuando afinaba sus rimas, ¿tenían niños sobre las rodillas pidiéndoles de comer?
A Dante, cuando contemplaba el infierno, o a Shakespeare, al escribir un soneto, ¿los interrumpían sus hijos para quejarse de que su pastel tenía salsa picante?
Sócrates, al enseñar a los jóvenes, y Platón, cuando redactaba su "Fedón", ¿se preocupaban de limpiar la arcilla con la que jugaban los niños?
Si Edmund Burke hubiera intervenido en el aseo de los chiquillos, ¿habría tenido ánimo y tiempo para hablar de revoluciones?
¿Acaso no era necesario comprar la comida cuando Darwin buscaba el origen de las especies?
¿Y tenía aquel sabio que reñir a sus pequeños para que dejaran de molestarlo?
Cuando Holmes y Brandeis vestáin togas de abogados y exponían sus sabias opiniones, ¿no se amontonaban las sábanas y los calcetines sucios hasta alcanzar la altura de un metro?
¡Cuánto más meritorios son los logros de las mujeres que hacen verdaderos malabarismos para cumplir con sus estudios y con la crianza de sus hijos!
¡Y cuántas loas merecen esas mujeres que perseveran en la universidad y terminan una carrera!
Aristóteles, cuando escribió sus obras, y Milton, cuando afinaba sus rimas, ¿tenían niños sobre las rodillas pidiéndoles de comer?
A Dante, cuando contemplaba el infierno, o a Shakespeare, al escribir un soneto, ¿los interrumpían sus hijos para quejarse de que su pastel tenía salsa picante?
Sócrates, al enseñar a los jóvenes, y Platón, cuando redactaba su "Fedón", ¿se preocupaban de limpiar la arcilla con la que jugaban los niños?
Si Edmund Burke hubiera intervenido en el aseo de los chiquillos, ¿habría tenido ánimo y tiempo para hablar de revoluciones?
¿Acaso no era necesario comprar la comida cuando Darwin buscaba el origen de las especies?
¿Y tenía aquel sabio que reñir a sus pequeños para que dejaran de molestarlo?
Cuando Holmes y Brandeis vestáin togas de abogados y exponían sus sabias opiniones, ¿no se amontonaban las sábanas y los calcetines sucios hasta alcanzar la altura de un metro?
¡Cuánto más meritorios son los logros de las mujeres que hacen verdaderos malabarismos para cumplir con sus estudios y con la crianza de sus hijos!
¡Y cuántas loas merecen esas mujeres que perseveran en la universidad y terminan una carrera!