LA PERSONALIDAD es como una cebolla: se monda capa tras capa, y cuando se retira la última membrana no queda nada. Nuestra esencia radica en las capas de amor u odio, rectitud o inmoralidad de nuestro diario proceder, de los hábitos que formamos y de los que estamos formados. ¡Lástima que a menudo tardemos toda una vida en aprender esto!