Quién fuera Ruben Darío para escribir como él escribió AL SR. D. FEDERICO VARELA en su libro AZUL.
"Gerón rey de Siracusa, inmortalizado en sonoros versos griegos, tenía un huerto privilegiado por favor de los dioses, huerto de tierra ubérrima que fecundaba el gran sol. En él permitía amuchos cultivadores que llegasen a sembrar sus granos y sus plantas.
Había laureles verdes y gloriosos, cedros fragantes, rosas encendidas, trigo de oro, sin faltar yerbas pobres que arrostraban la paciencia de Gerón.
No sé que sembraría Teócrito, pero creo que fue un citiso y un rosal.
Señor, permitid que junto a una de las encinas de vuestro huerto, extienda mi enredadera de campánulas...
"Gerón rey de Siracusa, inmortalizado en sonoros versos griegos, tenía un huerto privilegiado por favor de los dioses, huerto de tierra ubérrima que fecundaba el gran sol. En él permitía amuchos cultivadores que llegasen a sembrar sus granos y sus plantas.
Había laureles verdes y gloriosos, cedros fragantes, rosas encendidas, trigo de oro, sin faltar yerbas pobres que arrostraban la paciencia de Gerón.
No sé que sembraría Teócrito, pero creo que fue un citiso y un rosal.
Señor, permitid que junto a una de las encinas de vuestro huerto, extienda mi enredadera de campánulas...
COSAS QUE DIJO E. de la BARRA en el PRÓLOGO del libro de Rubén Darío AZUL.
" ¡Que cofre tan artístico! ¡Qué libro tan hermoso! ¿Quién me lo trajo?
¡Ah! La Musa joven de alas sonantes y corazón de fuego, la Musa de Nicaragua, la de las selvas seculares que besa el sol de los trópicos y arrullan los océanos.
¡Qué hermosas páginas de deliciosa lectura, con prosa como versos, con versos como música! ¡Qué brillo! todo luz, todo perfume, todo juventud y amor.
Es un regalo de hadas: es la obra de un poeta. Pero, de un poeta verdadero, siempre inspirado, siempre artista, sea que suelte al aire las alas
azules de sus rimas, sea que talle en rubíes y diamantes las facetas de su prosa...
" ¡Que cofre tan artístico! ¡Qué libro tan hermoso! ¿Quién me lo trajo?
¡Ah! La Musa joven de alas sonantes y corazón de fuego, la Musa de Nicaragua, la de las selvas seculares que besa el sol de los trópicos y arrullan los océanos.
¡Qué hermosas páginas de deliciosa lectura, con prosa como versos, con versos como música! ¡Qué brillo! todo luz, todo perfume, todo juventud y amor.
Es un regalo de hadas: es la obra de un poeta. Pero, de un poeta verdadero, siempre inspirado, siempre artista, sea que suelte al aire las alas
azules de sus rimas, sea que talle en rubíes y diamantes las facetas de su prosa...
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Rubén Darío es, en efecto, un poeta de esquisito temperamento artístico que aduna el vigor a la gracia; de gusto fino y delicado, casi diría aristocrático; neurótico y por lo mismo original; lleno de fosforescencias súbitas, de novedades y sorpresas; con la cabeza poblada de aladas fantasías, quimeras y ensueños, y el corazón ávido de amor, siempre abierto a la esperanza....
Rubén Darío es, en efecto, un poeta de esquisito temperamento artístico que aduna el vigor a la gracia; de gusto fino y delicado, casi diría aristocrático; neurótico y por lo mismo original; lleno de fosforescencias súbitas, de novedades y sorpresas; con la cabeza poblada de aladas fantasías, quimeras y ensueños, y el corazón ávido de amor, siempre abierto a la esperanza....
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Si el ala negra de la muerte antes no lo toca, si las fogosidades del numen no lo consumen o despeñan, ¡Rubén Darío llegará a ser una gloria Americana, que tal es la fuerza y ley de su estro juvenil!...
Si el ala negra de la muerte antes no lo toca, si las fogosidades del numen no lo consumen o despeñan, ¡Rubén Darío llegará a ser una gloria Americana, que tal es la fuerza y ley de su estro juvenil!...
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