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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

PUESTA DE SOL. Luis G. Urbina.

Por la calle solitaria
cuyo término confuso
vagamente se deslíe
en el oro del crepúsculo,
silencioso y pensativo
como siempre, voy sin rumbo
enhebrando fantasías
en el aire azul y puro.

...
Tranquila está la barriada,
los talleres están mudos,
no se ven las chimeneas
empenachadas de humo,
y, a lo lejos, de las fábricas,
salen, alegres, los últimos
obreros que se atropellan
en caprichoso tumulto,
y cuyas blusas azules
borda el sol de hilos purpúreos...

...
Yo, callado y pensativo
como siempre, voy sin rumbo.

Mas, de pronto, me detengo,
mis quimeras interrumpo
y las vanas fantasías
del pensamiento sacudo,
para ver curiosamente
a dos chicuelos: un grupo
adorable, que cabría
en una canción de Hugo.-...

...
El la llama, y ella acude,
se hablan bajo, y así juntos,
siéntanse en los escalones
del portón, al pie del muro;
y en una seriedad cómica,
ella grave y él adusto,
principia la confidencia
más deliciosa del mundo...

...
¡Oh viejo pintor de niños
que andas en busca de asuntos!
mira: la luz pone toques
divinos a este conjunto.
En el fondo, de sillares
ensalitrados y húmedos,
rojos y recién lavados
por la lluvia, se ven puntos
de tan diversos matices
-vivos, opacos, obscuros-
que en el polícromo ambiente
de tonos suaves y crudos,
la pared arlequinesca
que, a trechos, ornan los musgos,
parece lienzo manchado,
traviesamente, con grumos
de color.-Una parásita
en los ladrillos desnudos
hinca su ramaje como
los tentáculos de un pulpo;...

...
y entre la maraña verde
un jugetón rayo súbito
en cada gota la lluvia
prende un rubí diminuto.
Y en la fantasmagoría
de la luz, que hace del muro
inconcebibles mosaicos
y deslumbrantes estucos,
los dos muchachos semejan,
-en medio de tanto lujo-
dos príncipes del oriente
en espera de sus súbditos...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
...
¡Qué tocado de diamantes
en el ceniciento rubio
del cabello de la niña ¡
¡Qué reluciente y qué fúlgido
el toisón que arde en el pecho
del rapaz! ¡y qué conjunto
de áureas telas y tisúes
sobre los harapos sucios!
¡Oh buen solo, hábil joyero,
sol de abril, sol moribundo!
¡Andrajosa reinecita
que visitó la luz; y cuyo
corpiño de resplandores
cubre el talle y ciñe el busto!... ... (ver texto completo)