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La tarde fatal de Joselito 'el Gallo', Juan Belmonte celebraba una timba de póker en su
casa de
Madrid. El Pasmo de Triana se divertía con unos
amigos el día después de que un grupo de aficionados le increpara junto al propio Gallo en la
plaza madrileña. Aquél día un sector de la afición -sus herederos bien podrían ser los que hoy ocupan el tendido siete de Las Ventas- fue hasta el
patio de cuadrillas a reprocharles la falta de cornadas: “ ¡Estafadores, ladrones!”. Belmonte, con el temple marca
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