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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

LAS PROMESAS DEL MIEDO.

No hay en el mundo asno que no haya aprendido antes que el hombre y tardado más que él en olvidarlo, que tan largo es el miedo en prometer como en cumplir tacaña gratitud. Escuchad lo que os cuento:
Hallándose un día el Miedo en un gran aprieto, llamó en su socorro a la Promesa y le dijo:
- ¿Querrías hacerme un favor, veleta?
A lo cual, la Promesa, que siempre ha sido una bobalicona capaz de echarse al fuego por complacer a la gente, contestó:
- ¡Y dos también!
-Entonces vete corriendo a casa del Socorro y dile de parte mía que, que si viene a al punto de slavarme, le he de regalar el desmonte en donde este año he plantado la viña...

...
Y la promesa va, y tanto ruega y se empeña, que hace levantarse de la cama al Socorro y lo saca a la calle a empujones.
Luego que el Miedo se vió fuera de peligro, llamó a un lado a su sirviente -un tipejo verdoso y bizco llamado Ingratitud- y le susurró al oído:
-Cada vez que me encuentro con la Promesa, la sangre se me revuelve, porque temo que cuando menos lo piense venga el Socorro poniéndomela por testigo del desmonte que prometí darle y que ya no quisiera regalar; tú podrías echarle mano por sorpresa, y a somormujo ponerla bajo llave en "Las Emperadadas", de suerte que ni se volviese a oír hablar de ella siquiera; y si conoces algún escondite mejor que éste, haciéndolo sin ruido, puedes obrar a tu antojo, que yo te doy carta blanca para ello...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
...
No necesitó la Ingratitud que se lo repitiera, pues tomando un saco, se agachó junto a un seto y cuando la Promesa, abúlica y desmadejada, acertó a pasar por allí, se le acercó por detrás de puntillas, la envolvió en el saco por sorpresa y en la primera higuera que encontró al paso la colgó por los pies como se hace con los sapos; por cierto, eligió la higuera, porque desde Judas es el árbol de los traidores...