Cuando en New Jersey tuvo lugar la ceremonia de apertura del viejo escritorio de Thomas Edison que al morir había dejado la tapa corrida y cerrada con llave, y en esos momentos a una hora determinada, exactamente a los cien años del nacimiento del gran inventor, se abrió el pupitre, los allí presentes hallaron todo como él lo había dejado, con apuntes y planes para experimentos futuros.... El siempre miraba el porvenir, y mientras los presentes hablaban, uno de ellos recordó dos cosas que Edison había dicho: "La ciencia apenas ha explorado muy superficialmente las posibilidades que le ofrece el universo" y, "No hay límite a lo que podemos hacer con los fenómenos naturales no-humanos".