Cuando venían a vender al pueblo aquellos "cantares" o "romances que estaban escritos en papeletas de colores y valían 25 céntimos, las chicas, sobre todo, pásabamos unos meses intentando aprendernos "de memoria" las letras de los tales romances, hasta que finalmente podíamos cantarlas, unas veces en solitario y otras, haciendo coro con las amigas. Uno de aquellos "romances" era este que a continuación escribo:
Al pie de la fuente un pino
y el rey que bajó a beber,
caballero imprudente
solicita esta mujer...
Al pie de la fuente un pino
y el rey que bajó a beber,
caballero imprudente
solicita esta mujer...
...
¡Ay! que dama tan bonita,
caballero con su maza,
toma niña este doblón,
porque el rey así lo manda...
¡Ay! que dama tan bonita,
caballero con su maza,
toma niña este doblón,
porque el rey así lo manda...