- ¿Qué Riqui?
Me quedé fría, según ella, allí no vivía ningún Riqui.
Ningún Riqui. Ningún Riqui, en la vereda de enfrente, ni en la otra, ni en la manzana. Ningún Riqui. Así, que empecé a preguntar por él a los chicos del barrio.
- ¡Dale, tarada, ¿qué Riqui?
¿Cómo que Riqui? El, Riqui, mi amigo.
Ahora, que todo el mundo me mira desesperado, sé que si hablo, va a ser para peor. Mejor me callo, y en cuanto pueda, voy a buscarlo a casa de la chica nueva, ella seguro que sabe.
Pero, ahora, no voy a decir nada porque si no, van a empezar otra vez con la historia esa de que en esa esquina tampoco vive nadie, que es un terreno baldío. Van a decirme que la termine con Riqui y con la chica del moño, que no existen. Mejor no digo nada. Mejor no digo lo de los zapatos negros que veo flotando en el aire, ni de los huesos que crujen. Mejor, no les digo que de noche, alguien que tiene la voz de Riqui me llama y me llama.
Mejor no digo nada. Sí, mejor, me callo.
- ¿Qué Riqui?
Me quedé fría, según ella, allí no vivía ningún Riqui.
Ningún Riqui. Ningún Riqui, en la vereda de enfrente, ni en la otra, ni en la manzana. Ningún Riqui. Así, que empecé a preguntar por él a los chicos del barrio.
- ¡Dale, tarada, ¿qué Riqui?
¿Cómo que Riqui? El, Riqui, mi amigo.
Ahora, que todo el mundo me mira desesperado, sé que si hablo, va a ser para peor. Mejor me callo, y en cuanto pueda, voy a buscarlo a casa de la chica nueva, ella seguro que sabe.
Pero, ahora, no voy a decir nada porque si no, van a empezar otra vez con la historia esa de que en esa esquina tampoco vive nadie, que es un terreno baldío. Van a decirme que la termine con Riqui y con la chica del moño, que no existen. Mejor no digo nada. Mejor no digo lo de los zapatos negros que veo flotando en el aire, ni de los huesos que crujen. Mejor, no les digo que de noche, alguien que tiene la voz de Riqui me llama y me llama.
Mejor no digo nada. Sí, mejor, me callo.
Me quedé fría, según ella, allí no vivía ningún Riqui.
Ningún Riqui. Ningún Riqui, en la vereda de enfrente, ni en la otra, ni en la manzana. Ningún Riqui. Así, que empecé a preguntar por él a los chicos del barrio.
- ¡Dale, tarada, ¿qué Riqui?
¿Cómo que Riqui? El, Riqui, mi amigo.
Ahora, que todo el mundo me mira desesperado, sé que si hablo, va a ser para peor. Mejor me callo, y en cuanto pueda, voy a buscarlo a casa de la chica nueva, ella seguro que sabe.
Pero, ahora, no voy a decir nada porque si no, van a empezar otra vez con la historia esa de que en esa esquina tampoco vive nadie, que es un terreno baldío. Van a decirme que la termine con Riqui y con la chica del moño, que no existen. Mejor no digo nada. Mejor no digo lo de los zapatos negros que veo flotando en el aire, ni de los huesos que crujen. Mejor, no les digo que de noche, alguien que tiene la voz de Riqui me llama y me llama.
Mejor no digo nada. Sí, mejor, me callo.
- ¿Qué Riqui?
Me quedé fría, según ella, allí no vivía ningún Riqui.
Ningún Riqui. Ningún Riqui, en la vereda de enfrente, ni en la otra, ni en la manzana. Ningún Riqui. Así, que empecé a preguntar por él a los chicos del barrio.
- ¡Dale, tarada, ¿qué Riqui?
¿Cómo que Riqui? El, Riqui, mi amigo.
Ahora, que todo el mundo me mira desesperado, sé que si hablo, va a ser para peor. Mejor me callo, y en cuanto pueda, voy a buscarlo a casa de la chica nueva, ella seguro que sabe.
Pero, ahora, no voy a decir nada porque si no, van a empezar otra vez con la historia esa de que en esa esquina tampoco vive nadie, que es un terreno baldío. Van a decirme que la termine con Riqui y con la chica del moño, que no existen. Mejor no digo nada. Mejor no digo lo de los zapatos negros que veo flotando en el aire, ni de los huesos que crujen. Mejor, no les digo que de noche, alguien que tiene la voz de Riqui me llama y me llama.
Mejor no digo nada. Sí, mejor, me callo.