¡Vaya aprendiz de fontanero!
Una amiga mía me explicó que, cuando se trasladaron a una casa vieja a vivir en el campo, su marido no estaba muy satisfecho con la instalación de fontanería, así que resolvió hacerpersonalmente algunas mejoras. Dos intentonas en otras tantas semanas dieron como resultado que por dos veces tuviesen que llamar al fontanero. Me decía mi amiga que, al salir de la casa la segunda vez, el fontanero le preguntó:
-Señora Ramos, ¿Cuántas llaves inglesas tiene su marido?, a lo que ella respondió que una sola.
-Escóndala usted, por favor, le aconsejó el fontanero. Y es que este Manolo, como marido será estupendo, pero como aprendiz de fontanero.... ¡Cómo que no!
Una amiga mía me explicó que, cuando se trasladaron a una casa vieja a vivir en el campo, su marido no estaba muy satisfecho con la instalación de fontanería, así que resolvió hacerpersonalmente algunas mejoras. Dos intentonas en otras tantas semanas dieron como resultado que por dos veces tuviesen que llamar al fontanero. Me decía mi amiga que, al salir de la casa la segunda vez, el fontanero le preguntó:
-Señora Ramos, ¿Cuántas llaves inglesas tiene su marido?, a lo que ella respondió que una sola.
-Escóndala usted, por favor, le aconsejó el fontanero. Y es que este Manolo, como marido será estupendo, pero como aprendiz de fontanero.... ¡Cómo que no!
