Comentario
El Mesías es un oratorio de Händel estrenado en Dublín con enorme éxito en 1742. Es una obra cumbre de la música coral de todos los tiempos. Händel la compuso en seis semanas, lo que demuestra su excepcional genio. El estreno en Londres, en cambio, fue un fracaso, ya que no se aceptó que un texto religioso se ofreciera en un teatro público.
En El Mesías Haendel sintetiza varias corrientes musicales del momento: la brillante tradición coral inglesa canalizada a través de Purcell, la lírica melódica de las arias italianas (que ya había desarrollado en sus óperas) y los cantos de pasión de tradición alemana. Su grado de satisfacción con la composición fue tal que él mismo dijo que vio «al gran Dios en su trono, y toda su compañía de ángeles» mientras componía esta magna obra.
Mozart la reorquestó para adaptarla al estilo de finales del siglo XVIII. También Haydn homenajeó a Haendel cuando compuso su oratorio La Creación (1798).
Los oratorios son obras cantadas, de tema bíblico, en las que intervienen solistas, coros y orquesta. A diferencia de la ópera, el oratorio se representa sin escenificación dramática, aunque el texto y la composición musical desarrollen un guión de carácter escénico. Haendel fue un maestro en la escritura para voces y coro.
Un coro, tal como se escucha en esta obra, se compone de cuatro clases o «cuerdas» de cantantes: sopranos, contraltos, tenores y bajos, cuyo número debe ser equilibrado.
De acuerdo con las distintas circunstancias y posibilidades, se pueden establecer los siguientes tipos de coro: de voces iguales, formado por voces masculinas o femeninas únicamente; de voces mixtas, formado por sopranos, contraltos, tenores y bajos.
Desde el punto de vista del compositor, el coro de voces mixtas equivale al cuarteto vocal, pero con un número variable de cantores por cuerda (sopranos, contraltos, tenores y bajos). El coro de voces mixtas, por su equilibrio y riqueza, ha sido el preferido por los compositores clásicos a lo largo de los últimos cuatro siglos. El Aleluya de El Mesías de Haendel es un ejemplo.
El Mesías es un oratorio de Händel estrenado en Dublín con enorme éxito en 1742. Es una obra cumbre de la música coral de todos los tiempos. Händel la compuso en seis semanas, lo que demuestra su excepcional genio. El estreno en Londres, en cambio, fue un fracaso, ya que no se aceptó que un texto religioso se ofreciera en un teatro público.
En El Mesías Haendel sintetiza varias corrientes musicales del momento: la brillante tradición coral inglesa canalizada a través de Purcell, la lírica melódica de las arias italianas (que ya había desarrollado en sus óperas) y los cantos de pasión de tradición alemana. Su grado de satisfacción con la composición fue tal que él mismo dijo que vio «al gran Dios en su trono, y toda su compañía de ángeles» mientras componía esta magna obra.
Mozart la reorquestó para adaptarla al estilo de finales del siglo XVIII. También Haydn homenajeó a Haendel cuando compuso su oratorio La Creación (1798).
Los oratorios son obras cantadas, de tema bíblico, en las que intervienen solistas, coros y orquesta. A diferencia de la ópera, el oratorio se representa sin escenificación dramática, aunque el texto y la composición musical desarrollen un guión de carácter escénico. Haendel fue un maestro en la escritura para voces y coro.
Un coro, tal como se escucha en esta obra, se compone de cuatro clases o «cuerdas» de cantantes: sopranos, contraltos, tenores y bajos, cuyo número debe ser equilibrado.
De acuerdo con las distintas circunstancias y posibilidades, se pueden establecer los siguientes tipos de coro: de voces iguales, formado por voces masculinas o femeninas únicamente; de voces mixtas, formado por sopranos, contraltos, tenores y bajos.
Desde el punto de vista del compositor, el coro de voces mixtas equivale al cuarteto vocal, pero con un número variable de cantores por cuerda (sopranos, contraltos, tenores y bajos). El coro de voces mixtas, por su equilibrio y riqueza, ha sido el preferido por los compositores clásicos a lo largo de los últimos cuatro siglos. El Aleluya de El Mesías de Haendel es un ejemplo.