El primer día en que la hermana Rosa María usó el hábito moderno adoptado por la Orden religiosa a que pertenecía, notó que los muchachos de su clase de matemáticas se le quedaban mirando tranquilamente las piernas. Volviéndose a sus alumnos, les amonestó:
-Bueno, ¿Qué esperabáis?? ¿Ruedas?
-Bueno, ¿Qué esperabáis?? ¿Ruedas?