NO SE LO DIGAS A NADIE:
Esta Semana Santa me he quedado en Madrid a disfrutar de la ciudad a mi aire y a filosofar sobre lo divino y lo humano. Empecé por el parque del Retiro ante la estatua del Ángel Caído y me percate de algo que ya presentía en los años sesenta: Belcebú, mancebo impúdico, también es dios, el dios del mal, pero tiene alas, es un pájaro de cuidado, aunque extraño.
Del retiro me fui al templo de Debot. Allí caí en que uno de los principales dioses egipcios es el buey Apis. Y Nut, la diosa del cielo.
Después me pasé por la calle del Espíritu Santo a visitar a unos amigos cristianos razonables. Mi mente sequía sacando conclusiones heterodoxas y contundentes: el Espíritu Santo es Dios, pero también es un pájaro una, paloma.
Huyendo de la quema me llegué para sosegarme al paseo de Recoletos para homenajear a Séneca que murió un 12 de abril del año 65. Le comenté mis devaneos divinos. El maestro sonrió y me dijo:”Es mejor aprender cosas inútiles que no aprender nada. Y no dudes de que la armonía de este mundo está formada por la natural aglomeración de discordancias “.
Séneca era muy correcto, pero al despedirnos me soltó: Los dioses son unos pájaros., pero no se lo digas a nadie.
Esta Semana Santa me he quedado en Madrid a disfrutar de la ciudad a mi aire y a filosofar sobre lo divino y lo humano. Empecé por el parque del Retiro ante la estatua del Ángel Caído y me percate de algo que ya presentía en los años sesenta: Belcebú, mancebo impúdico, también es dios, el dios del mal, pero tiene alas, es un pájaro de cuidado, aunque extraño.
Del retiro me fui al templo de Debot. Allí caí en que uno de los principales dioses egipcios es el buey Apis. Y Nut, la diosa del cielo.
Después me pasé por la calle del Espíritu Santo a visitar a unos amigos cristianos razonables. Mi mente sequía sacando conclusiones heterodoxas y contundentes: el Espíritu Santo es Dios, pero también es un pájaro una, paloma.
Huyendo de la quema me llegué para sosegarme al paseo de Recoletos para homenajear a Séneca que murió un 12 de abril del año 65. Le comenté mis devaneos divinos. El maestro sonrió y me dijo:”Es mejor aprender cosas inútiles que no aprender nada. Y no dudes de que la armonía de este mundo está formada por la natural aglomeración de discordancias “.
Séneca era muy correcto, pero al despedirnos me soltó: Los dioses son unos pájaros., pero no se lo digas a nadie.