ZAMBOMBAS
Aver Milagros, la zambomba más grande que yo recuerdo, fue la que hicimos los quintos el año que nos tallaron, corrían los años sesenta del siglo XX.
La boca y el cuello era de una tinaja de doscientas arrobas, que se le había roto a mi tío Teófilo, que tenía una bodega que dedicaba a hacer vino, cuando se pisaba la uva con los pies para hacer el mosto por el mes de octubre, y en el mes de febrero se probaba el mosto que ya estaba fermentando, así cogimos mi primo y yo nuestra primera ”pália”.
La pellica o la piel fue de un borrico, que había muerto el pobrecito de un infarto cerebral.
La aguja que le pusimos fue una reja de un arado, que nos presto Virgilio que era el herrero del pueblo,
Para sujetar la piel al cuello de la tinaja, usamos una soga que se usaba para atar la mies al meriñaque de las galeras o carros en la estación del verano, en el acarreo o transporte de la mieses, del rastrojo a la era para su posterior trilla.
Para tensar la piel, hubo que traer un par de galeras de ajos, de las Pedroñeras.
Para mover la aguja y hacer zumbar dicha zambomba, utilizamos una lanza de una galera, que para moverla hacia falta la fuerza de todos los quintos que éramos quince o veinte, se oyeron los zumbidos hasta en Alconchel según nos dijo la maestra.
El transporte lo hacíamos en un carro de dos varas, tirado por todos los quintos que dimos nombre en aquella época.
También dimos propaganda a los ajos morados de las Pedroñeras, ya que acabo la Zambomba en una exposición en la Plaza Mayor de Madrid, con un fuerte olor a ajos.
Así acabo la historia de la súper zambomba. Un saludo de un Nostálgico.
Aver Milagros, la zambomba más grande que yo recuerdo, fue la que hicimos los quintos el año que nos tallaron, corrían los años sesenta del siglo XX.
La boca y el cuello era de una tinaja de doscientas arrobas, que se le había roto a mi tío Teófilo, que tenía una bodega que dedicaba a hacer vino, cuando se pisaba la uva con los pies para hacer el mosto por el mes de octubre, y en el mes de febrero se probaba el mosto que ya estaba fermentando, así cogimos mi primo y yo nuestra primera ”pália”.
La pellica o la piel fue de un borrico, que había muerto el pobrecito de un infarto cerebral.
La aguja que le pusimos fue una reja de un arado, que nos presto Virgilio que era el herrero del pueblo,
Para sujetar la piel al cuello de la tinaja, usamos una soga que se usaba para atar la mies al meriñaque de las galeras o carros en la estación del verano, en el acarreo o transporte de la mieses, del rastrojo a la era para su posterior trilla.
Para tensar la piel, hubo que traer un par de galeras de ajos, de las Pedroñeras.
Para mover la aguja y hacer zumbar dicha zambomba, utilizamos una lanza de una galera, que para moverla hacia falta la fuerza de todos los quintos que éramos quince o veinte, se oyeron los zumbidos hasta en Alconchel según nos dijo la maestra.
El transporte lo hacíamos en un carro de dos varas, tirado por todos los quintos que dimos nombre en aquella época.
También dimos propaganda a los ajos morados de las Pedroñeras, ya que acabo la Zambomba en una exposición en la Plaza Mayor de Madrid, con un fuerte olor a ajos.
Así acabo la historia de la súper zambomba. Un saludo de un Nostálgico.
