¡Vamos a ver, quinto mío, rebonico....! ¿Este "verso te lo has inventado túúúú?
A ver si ahora va a resultar que nos vas a salir un artista tanto en pintura, como en verso... ¡Menudo abuelo le ha salido a ese nieto tuyo...! Jejejejejejejejee
SABIOS CONSEJOS
Aprovechad de la vida
cuando se presente el caso,
házlo y piensa enseguida
que solo estamos de paso.
La vida, es una ilusión
en ella, huellas dejamos
no perdamos la ocasión...
En el Juzgado:
-Señor juez, este hombre me ha atropellado.
El aludido furioso:
- ¡Protesto!... ¡Embustera, calumniadora!...
Los del orden:
- ¡Silenciu... y cuidaditu cun faltar!...
El juez queriendo poner los puntos sobre las íes:
-Pero, ¿cómo pudo ser eso, si ese hombre es un chisgarabís y usted tiene un cuerpo hercúleo?...
Ella.- Es que... cuando me río pierdo las fuerzas.
Dos amantes que han tenido una reyerta, comparecen ante el juzgado:
El Juez.- ¿Conque esta señora le hirió a usted?
El amante (deseando salvar a su coíma) -No, señor.
El Juez.- ¿Pues y ese mordisco que tiene en la oreja?
El amante (aturdido).-Me lo he dado yo mismo, durmiendo... señor juez.
...
A la larga bien puediera suceder, pensaban sus conciudadanos, que con su deserción de la sociedad, los hippies, más que nada, proporcionasen a ésta un motivo de reflexión.
A ver si ahora va a resultar que nos vas a salir un artista tanto en pintura, como en verso... ¡Menudo abuelo le ha salido a ese nieto tuyo...! Jejejejejejejejee
SABIOS CONSEJOS
Aprovechad de la vida
cuando se presente el caso,
házlo y piensa enseguida
que solo estamos de paso.
La vida, es una ilusión
en ella, huellas dejamos
no perdamos la ocasión...
En el Juzgado:
-Señor juez, este hombre me ha atropellado.
El aludido furioso:
- ¡Protesto!... ¡Embustera, calumniadora!...
Los del orden:
- ¡Silenciu... y cuidaditu cun faltar!...
El juez queriendo poner los puntos sobre las íes:
-Pero, ¿cómo pudo ser eso, si ese hombre es un chisgarabís y usted tiene un cuerpo hercúleo?...
Ella.- Es que... cuando me río pierdo las fuerzas.
Dos amantes que han tenido una reyerta, comparecen ante el juzgado:
El Juez.- ¿Conque esta señora le hirió a usted?
El amante (deseando salvar a su coíma) -No, señor.
El Juez.- ¿Pues y ese mordisco que tiene en la oreja?
El amante (aturdido).-Me lo he dado yo mismo, durmiendo... señor juez.
...
A la larga bien puediera suceder, pensaban sus conciudadanos, que con su deserción de la sociedad, los hippies, más que nada, proporcionasen a ésta un motivo de reflexión.