Monteagudillo arriba del todo, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

(7 de Noviembre de 2010)
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Un día después de la total extinción del incendio, César Cebrian estaba descansando en su casa cuando el radio teléfono empezó a sonar. "Veo un espeso humo negro cerca de Motilla del Palancar", dijo un vigilante. Cebrián cogió su chaqueta y corrió hacia la puerta. La vida seguía... y los incendios también.
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Unos 1.600 hombres -la mayoría voluntarios de los pueblos cercanos- habían combatido el fuego día y noche. El siniestro destruyó 1.300 hectáreas de arbolado y causó pérdidas por valor de más de ocho millones de pesetas. Afortunadamente, no hubo heridos ni daños en las viviendas. Pero sin la rápida acción del personal del distrito forestal, de los campesinos, y de la decidida intervención de las autoridades provinciales y de la Guardia Civil, las pérdidas habrían sido mucho mayores....
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La tarea se iba rematando en centenares de pequeños frentes, y al domingo siguiente -cuatro días después de que Lagunas avistara las primeras nubes de humo- el fuego quedó apagado...
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El día 24, el fuego estaba bajo control; muchos campesinos, enormemente cansados, empezaban a regresar a sus casas. Nuevos voluntarios los sustituían y formaban un anillo humano alrededor de las ennegrecidas colinas para sofocar las más pequeñas chispas. Hicieron falta dos días más de trabajo a fin de extinguir totalmente el incendio...
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Desaparecido el viento, los 110 hombres con extintores de mochila y los centenares de otros voluntarios con palas y ramas de pino podían acercarse hasta las mismas llamas. Atacando desde el río, hicieron retroceder el incendio...