Mar de cebada, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

Es la sensación que se sentía. Ni el mayor campo de golf aportaría tanto verdor.
Después de aquella explicación dada por mi amiga, y tras algunos comentarios más, llegamos a la conclusión de que, los críos más observadores e imaginativos, son los más propensos a ser más felices, y por regla general, suelene ser, los de las familias ricas en "Arco Iris compartidos".
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La madre se arrodilló -prosiguió mi amiga-, para estrechar en sus brazos a la niña, al tiempo que su propio rostro se inundaba de alegría, con ese raro y especial gozo que nos causa compartir algo bello con un ser querido...
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La niña al parecer, era la primera vez que veía este fenómeno de la naturaleza, y la madre que parecía tener prisa -continuó mi amiga-, la volvió a coger de la mano diciéndole: ¡"Vamos...! ¡Vamos o perderemos el autobús! Un momento después al mirar el júbilo reflejado en la cara de la niña, accedió a la petición de la niña de quedarse a mirar los colores y dijo: "De acuerdo, esperaremos al siguiente"...
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Una mujer joven llegó en aquellos momentos con una chiquilla cogida de su mano que, al ver la fuente, se quedó casi paralizada y con los brazos extendidos hacia la fuente exclamó: " ¡Mira mamá, mira cuantos colores!"...
VIVENCIAS.
Hace ya bastantes años, una mañana primaveral -me decía una amiga-, de detuve junto a una fuente de un parque para observar cómo difundían los suertidores la luz solar y la convertían en arco iris...