Blanco y negro, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

“2004-10-12 20:27:37
Noche clara y serena con una rotunda Luna llena en el cielo.”
Al mencionar la luna, soltó su mente hacia los recuerdos de noches casi enteras observando el cielo y las distintas clases de estrellas cuyo lenguaje le resultaba tan familiar. Era una paradoja que fuera un extraño quien le recriminara que no se fijara en la grandeza de la luna, tan plena y esplendorosa aquella noche....
... De repente, aquietóse la luna y suavemente bogó por el cielo, encogiéndose a trechos para en seguida volver a estirarse, y ya en una verdadera duermevela, en una visión de sueño largo y alegre, sin saber por qué, convirtiéronse los campos, inmóviles en la luz; el olor a polvo y fangosa humedad, preñada de los fuertes brotes de mayo, en las ramas aún no vigorosas.
Hay noches en que se puede evocar de entre las brumas de la memoria algo vivo, hasta el dolor y las lágrimas. Recordar lunas primaverales de años atrás con sobrenatural placidez.
Hay noches, como la vivida no hace muchos días, que pudimos ver, más cerca que otras veces, en un resquicio del cielo, cómo brillaba el disco argentino de la luna de un fulgor deslumbrante... Ahora, agosto termina, la rueda de la vida continua girando, pero esos momentos, hasta que Dios lo permita, estarán en nuestro recuerdo...
Me gustaría saber, hermosa noche, qué es lo que hallará la luna en ti.