Arboles sin hojas, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

(4 de Febrero de 2018)
La sexualidad del gato puede ser el único impedimento serio para frenar la intención de cuidar un minino en nuestra casa, pero actualmente la cirugía veterinaria asegura la castración indolora y sin consecuencias, que nos permita abordar la inolvidable senda de la felinofobia.
La defensa de la casa, el despertar al cuidador si hay un escape de gas o un incendio responden a impulsos primarios que conducen al animalito a buscar protección ante algo a lo que no saben enfrentarse, y recurren, en el mejor de los casos, al ser que en su panorámica es capaz de hacer
aparecer comida sobre un plato vacio sin necesidad de cazarla, o que mantienen limpio y sin olores el cajoncito higiénico, además de calentar la sala de estar durante las frías tardes invernales. En principio es...
Unicamente responden a determinados estímulos que les aportan los reflejos condicionados. La comida cotidiana, el reposo en un rincón tranquilo y cómodo, la caricia lúdica, etc., se asocian con un entorno determinado, con el hogar del amo, y eso es todo.
Respecto al egoísmo de los gatos, mucho se ha especulado con ejemplos supuestamente demostrativos de su desafección por los amos, así como en apoyo de la teoría contraria, que aboga por el amor que llegan a demostrar por las personas queridas. En nuestra opinión ambas teorías son ciertas y erróneas en parte, ya que exceptuando en líneas generales a los perros, el resto de animales se adaptan a convivir con el
hombre sin sentir un 'cariño' profundo por su cuidador.
Nunca indiferencia, el gato puede suscitar simpatia o aversión en grados más o menos intensos, pero siempre apasionando el ánimo a favor o en contra de su consideración como animal de compañía. Las facultades físicas de los gatos, a los que se han atribuido poderes sobrenaturales, son de una agudeza excepcional en condiciones normales y sus hábitos de cazador han propiciado aun más el desarrollo de los sentidos más necesarios para el felino.