Visitando las excavaciones, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

Foto cortesía de José Manuel Hache

Al tratarse de un yacimiento arqueológico apenas excavado, las posibilidades de atracción turística, son proporcionales a la necesidad de estudio, valorización y difusión, es decir, cuanto más se estudie, ponga en valor y difunda, más impacto turístico tendrá y más posibilidades de explotación, creación de empleo y desarrollo local y comarcal. Actualmente, la poca extensión excavada, hace pensar las posibilidades y la gran potencia arqueológica del yacimiento, siendo uno de los "oppidum" prerromanos de mayor tamaño de la región.

Tomás Aguado Millán
Arqueología y Gestión Cultural
AIRÓN PATRIMONIO, S. L.
(15 de Abril de 2017)
ADIVINANZAS - PROBLEMAS DE INGENIO

- Si soy joven, joven quedo. Si soy viejo, viejo quedo. Tengo boca y no hablo. Tengo ojos y no veo. ¿Quien soy?
Solución
El retrato

- Adivina quién soy: cuanto más lavo, más sucia voy.
Solución
El agua
...
Murió el 6 e octubre del año 1101 dejando en la tierra como recuerdo una fundación religiosa que ha sido famosa en todo el mundo por su santidad y su austeridad. Que Dios nos conceda como a él, el ser capaces de apartarnos de lo que es mundano y materialista, y dedicarnos a lo que es espiritual y lleva a la santidad.
Los últimos años del santo los pasó entre misiones que le confiaba el Sumo Pontífice, y largas temporadas en el convento dedicado a la contemplación y a la penitencia. Su fama de santo era ya muy grande.
Por aquel tiempo había sido nombrado Papa Urbano II, el cual de joven había sido discípulo de Bruno, y al recordar su santidad y su gran sabiduría y su don de consejo, lo mandó ir hacia Roma a que le sirviera de consejero. Esta obediencia fue muy dolorosa para él, pues tenía que dejar su vida retirada y tranquila de La Cartuja para irse a vivir en medio del mundo y sus afanes. Pero obedeció inmediatamente. Es difícil calcular la tristeza tan grande que sus monjes sintieron al verle partir para lejanas...
San Hugo llegó a admirar tanto la sabiduría y la santidad de San Bruno, que lo eligió como su director espiritual, y cada vez que podía se iba al convento de la Cartuja a pasar unos días en silencio y oración y pedirle consejos al santo fundador. Lo mismo el Conde Rogerio, quien desde el día en que se encontró con Bruno la primera vez, sintió hacia él una veneración tan grande, que no dejaba de consultarlo cuando tenía problemas muy graves que resolver. Y aun se cuenta que una vez a Rogerio le tenían...