Animales de granja, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

(16 de Junio de 2015)
El búho le dijo: “Entonces tendré que cazar por las noches, cuando el cuervo está dormido. Y llamaré al pájaro Cu hasta que regrese.
“Yo lo buscaré por el camino,” agregó el correcaminos.
“Muchas gracias. ¿Pero qué es lo que debo hacer?” preguntó el búho.
“Debes quedarte acá,” le advirtió el correcaminos. El cuervo ha jurado que te matará si no le devuelves su pluma.”
Después de lo cual empezaron a perseguir al búho. El búho encontró refugio en el agujero de un árbol. Y así pasaron los días, en los que el búho se preguntaba cómo hacer para que el pájaro Cu regresara del cielo. Un día recibió una visita.
“Pasa, correcaminos,” exclamó el búho. “Me alegra mucho verte.”
“Te he traído algo para cenar,” dijo el correcaminos.
Entonces el loro dijo: “Ninguno de nosotros ha podido volar nunca hasta el cielo. Eso sólo nos puede traer problemas. Todos vamos a tener que pagar por su vanidad.”
“Es culpa del búho” dijo el pavo real. “Yo se lo advertí.”
El búho, viejo y pesado, trató de seguirlo, pero sus cortas alas no estaban hechas para ese tipo de vuelo. Lentamente, haciendo espirales bajó a la tierra, donde encontró a las otras aves esperándolos en las ramas de los árboles.


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