Colores y paisajes, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

Y suerte que Pedro y Pablo, los hermanos mayores, habían perdido sus orejas, pues, de lo contrario, habrían tenido que escuchar con dolor cómo su hermano menor, Juan “Botas”, se había convertido en el mayor héroe del reino. Al fin y al cabo, no estaba tan loco como ellos pensaban, y su forma de maravillarse por todo había servido de algo…
Todo quedaba hecho y solucionado para el Rey, pues la luz retornó al castillo y disponía de un pozo de agua infinita. Extasiado de felicidad el monarca, recompensó a Juan con la mitad de su reino y con la princesa, tal y como había prometido.
“- ¡A fluir! – gritó Juan, y en menos de un instante el agua empezó a correr del agujero al pozo, en forma de arroyo, con tal velocidad y caudal que en muy poco tiempo estaba rebosante.
Juan pulió su gran obra a su gusto y semejanza, y fue entonces cuando llegó el momento de hacer uso de la nuez. Colocó a ésta en una esquina del pozo creado y retiró el parche de musgo que en su momento puso.
“- ¡A cavar se ha dicho! – Y la pala comenzó a cavar más y más, como si el mundo fuese a acabarse, retirando tierra y roca allá por donde pasaba, hasta que un pozo hermoso e inmenso surgió del suelo.