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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Los chopos del río
Foto enviada por cuenka

Cuando jugaba y caias varias veces en el pozo y las otras casillas de penalización, la verdad daba una rábiaaaaaaaaaaaaa que ni te cuento, jejje. saludos Milagros.
Pues anda que, si jugabas al Parchís, te comían, y te mandaban para casa... ¡Bueno, esa forma de comerte siempre molestaba! Había otras que no, eh... ¡todo hay qué decirlo! Jajajjajjajajjajaaaaaaaaaaaaa
¡Vaya! Seguro que Rosa se puso a jugar a la Oca, cayó en el pozo, y no ha ido ha sacarla ningún mozo del pueblo, así que tendremos que ir las mozas a sacarla si no queremos que se nos ahogue. Jejejejejejee
Cuando jugaba y caias varias veces en el pozo y las otras casillas de penalización, la verdad daba una rábiaaaaaaaaaaaaa que ni te cuento, jejje. saludos Milagros.
El tablero de la oca está grabado en nuestro inconsciente colectivo (sobre todo si lo conocimos cuando apenas despertaba nuestra conciencia): el puente que salva obstáculos: la posada donde se cae en el ocio y casi se olvida el viaje; los dados que mágicamente deciden el destino, bueno o malo; el terrible pozo o agujero oscuro del que quizá no se puede volver a salir; el laberinto, pero qué poético que el tablero de la oca incluya un laberinto, que no es más que el propio juego dentro del juego, ... (ver texto completo)
¡Vaya! Seguro que Rosa se puso a jugar a la Oca, cayó en el pozo, y no ha ido ha sacarla ningún mozo del pueblo, así que tendremos que ir las mozas a sacarla si no queremos que se nos ahogue. Jejejejejejee
El tablero de la oca está grabado en nuestro inconsciente colectivo (sobre todo si lo conocimos cuando apenas despertaba nuestra conciencia): el puente que salva obstáculos: la posada donde se cae en el ocio y casi se olvida el viaje; los dados que mágicamente deciden el destino, bueno o malo; el terrible pozo o agujero oscuro del que quizá no se puede volver a salir; el laberinto, pero qué poético que el tablero de la oca incluya un laberinto, que no es más que el propio juego dentro del juego, ... (ver texto completo)
"No entra quien quiere en el Jardín de la Oca, muchos impedimentos le molestan fuertemente. Quien queda en la cárcel, quien se ahoga en el pozo. Feliz el que a punto de entrar, no encuentra la muerte". (Cuarteto de oca de cerámica estilo pompeyano, citado por Henri René d’Allemagne)
También se suele mencionar el disco de Festos, misterioso objeto circular hallado en Creta, que presenta símbolos o escritura ordenada siguiendo una espiral, dividida en segmentos, por las dos caras. Las imágenes fueron impresas mediante sellos, lo cual parecería indicar que este tipo de escritura podría ser una actividad habitual, pero no se ha podido relacionar con la cultura minoica, ni se ha encontrado ningún objeto semejante. No ha faltado quien ve en el disco de Festos un tablero de juego, ... (ver texto completo)
Claro que ya antes existió otro “juego ancestral” elemental, el juego de la serpiente egipcio (mehen, cuyo pictograma es un cántaro) del que nos han llegado numerosos tableros, que siguen el cuerpo de la serpiente enroscada hasta llegar al centro donde reposa su cabeza. Aquí la espiral está llena de significado, porque las espirales se convierten en serpientes.
Lo que siempre me llamó la atención del juego de la oca como símbolo fue precisamente la oca: puestos a elegir animales simbólicos, no parece que el más presentable sea una especie de pato grande, que ni siquiera tiene la gracia del cisne. Pero parece ser que la oca era un animal mitológico en muchas culturas antiguas, sobre todo por su migración hacia cielos lejanos dibujando formaciones de flechas, lo que las convertía en vehículos apropiados para el viaje de las almas. Para los detalles de la ... (ver texto completo)
Se puede decir que la oca murió de éxito, pues la mayor divulgación de la imprenta en los siglos XVIII y XIX, la comercialización, la competencia de los impresores por lanzar productos atrayentes, el éxito de todo tipo de juegos de mesa, de estampas, de adivinanzas, no hizo más que popularizar el juego de la oca y sus múltiples versiones a la moda, y son esos tableros de colorines los que llegaron al siglo XX y hemos conocido, muy, muy lejos de cualquier contenido simbólico o ritual.
El de la oca parece ser que apareció por el siglo XVI o el XVII, y reconstruir su historia es difícil debido al poco interés que nadie tuvo en escribir sobre algo tan banal como un juego. Aunque algún autor identifica su simbología como medieval, no me parece menos estimulante su aparición en la época renacentista, con su enorme pasión por los emblemas y las metáforas visuales, sus elucubraciones neoplatónicas y herméticas, sus barrocas reconstrucciones de imágenes clásicas. Los juegos originales ... (ver texto completo)
Muchos estudiosos se han dado cuenta de que el juego de la oca no es sólo un juego de niños, sino el último vestigio que nos ha llegado del “juego ancestral” que representa el camino de la vida de forma simbólica o ritual, siguiendo una espiral laberíntica (pues las fichas trazan sus propios caminos en ella, retrocediendo y avanzando, recomenzando). Esta espiral ya se trazaba en las cuevas prehistóricas, se seguía en las danzas tradicionales, y en cierto momento se miniaturizó dibujándola sobre un ... (ver texto completo)
El juego de la oca es un elemental juego de recorrido. No hay límite al número de jugadores que pueden participar en él, pero no interactúan entre ellos, si acaso compiten por ver quién llega el primero. Tampoco es un juego de estrategia, y sus avances se deben completamente al azar de los dados. En el camino de 63 casillas que conducen al jardín central se pueden encontrar obstáculos y premios que hacen retroceder, paralizar la marcha o avanzar. El camino se enrosca sobre sí mismo dibujando una ... (ver texto completo)
La espiral, la serpiente, la oca.

“El juego de tablero más sencillo, difundido y popular, aparcado en el recuerdo de nuestra primera infancia no es otro que el juego ancestral, el más antiguo conocido y también el más trascendental, cúmulo de significados. Y la trascendencia de sus arcanos, relegada al inconsciente colectivo, se comprueba con el hecho de su perdurabilidad como estampa de un juego cuyas reglas, y a pesar de los avances tecnológicos, no han variado un ápice en los últimos cuatrocientos ... (ver texto completo)