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No necesitó la Ingratitud que se lo repitiera, pues tomando un saco, se agachó junto a un seto y cuando la Promesa, abúlica y desmadejada, acertó a pasar por allí, se le acercó por detrás de puntillas, la envolvió en el saco por sorpresa y en la primera higuera que encontró al paso la colgó por los pies como se hace con los sapos; por cierto, eligió la higuera, porque desde Judas es el árbol de los traidores...
No necesitó la Ingratitud que se lo repitiera, pues tomando un saco, se agachó junto a un seto y cuando la Promesa, abúlica y desmadejada, acertó a pasar por allí, se le acercó por detrás de puntillas, la envolvió en el saco por sorpresa y en la primera higuera que encontró al paso la colgó por los pies como se hace con los sapos; por cierto, eligió la higuera, porque desde Judas es el árbol de los traidores...
