La Bruja metió la mano dentro del aparato y, lógicamente, se produjo lo que se podía esperar: una terrible descarga eléctrica. La descarga le dejó carbonizados todos los cabellos y electrificados los ojos. Por lo cual, comenzó a lanzar chispas por ellos y a maldecir, y dirigiéndose al vendedor, dijo: -Me vengaré de lo queme han hecho. En usted descargaré primero mi ira.
Hizo un pase mágico con su varita y, al instante, el vendedor se quedó en calzoncillos y medias agujereadas. La Bruja salió del negocio echando humo, diciéndose: " Me vengaré de todos los que habitan en esta ciudad. Les haré una tremenda maldad. Van a llorar. Les envenenaré el agua". Cuando llegó al río vio las aguas y, sorprendida, se dijo:"Huy, no puede ser. Alguien se me adelantó e hizo el trabajo por mí. No importa. Envenenaré el aire, ya verán lo que es bueno". Olfateó el aire con su nariz curva (que tenía un grano más grande que un tomate) y se lamentó: "Pero no puede ser, alguien se me adelantó también en esto. ¡Qué fastidio! Ya sé. Envenenaré los mares, los peces, las nubes, el suelo, los animales, las plantas, los bosques, las selvas". La Bruja se dio cuenta, de inmediato, de que algo extraño ocurría. Cada vez que iba a consumar uno de sus hechizos, comprobaba que alguien se le había adelantado para hacer su maldad.
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