Compramos energía a futuro

ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

El mejor perfil de Paul
Foto enviada por cuenka

LA BRUJITA

Para comer me decían, que vendría la brujita
si no me comía toda la comida y la sopita.
Vendría como una loca y en su escoba encaramada,
preguntando por la niña que no comía y molestaba.

- ¿Como se llama la bruja? para entonces no nombrarla,
porque viene si me escucha, que he querido llamarla,
y mi madre respondía, conteniéndose la risa, ... (ver texto completo)
CANCIÓN DE LA HORMIGA

Con lo frágil que soy,
tierna y pequeña,
de a poco llevaré
toda esta leña.

El invierno será
ventoso y frío;
por eso vengo y voy ... (ver texto completo)
EL ZORRO, EL QUIRQUINCHO Y LA CARRETA DE QUESOS

Charlaban un día, contándose sus hambrunas, el Quirquincho y el Zorro a la vera de un camino, cuando avistaron una carrete de quesos que venía hasta el tope.

- ¿Cómo haríamos, compadre, para conseguirnos un quesito?- preguntó el Zorro olfateando fino y haciéndose agua la boca.

-No hay más que ponerse de tranca bajo una rueda- dijo el Quirquincho, y dicho y hecho,: se convirtió en una bola y se dejó rodar hasta la huella.

Llegó la carreta ... (ver texto completo)
NUBECITA

Linda nubecita
Te invito conmigo
A jugar

Con la imaginación
Muchas formas
Crear

Quizás dibujes
Un tren, un barco o un avión
Y me invites a viajar!

Y alegre agitar
Mis manitas
Para saludar! ... (ver texto completo)
A la mañana los dos me levantaron muy alegres:
– Pedrito, despertate. ¡Llegaron los Reyes!, ¡llegaron los Reyes!
Y fui de mala gana a ver el regalo conocido. Jugué un rato para darle el gusto a mamá, la que más insistía en alabar las virtudes del nuevo chiche, y después nos sentamos a desayunar.
Con la segunda tostada, papá se levantó de la mesa. Necesitaba sacar unas herramientas del galponcito del fondo o no sé qué. De pronto, desde afuera, se lo escuchó gritar:
– ¿Pero, qué es esto?
Salimos corriendo con mamá. Un largo caminito de polvo dorado, semejante a oro finísimo, cubría todo el jardín grande. Seguía por la ligustrina y se expandía por los jardines y tejados vecinos hasta perderse en el horizonte. Mis viejos no entendían nada. Nuestro vecino de la derecha, don Ramos, tampoco. El polvo iba desapareciendo grano por grano, aunque muy lentamente. Si se lo trataba de levantar o barrer, no se podía. Al fin fueron quedando apenas rastros. Miré el balde para los camellos y estaba por la mitad. La pirámide de pasto cortado, intacta desde la ventanita del comedor diario, ahora y desde otro ángulo mostraba haber perdido buena parte. Entonces corrí hacia la galería y vi pisadas de cascos enormes en el jardincito del frente. Me paré y miré mejor: bordeando las pisadas había polvo de oro.

No dudé. Volví a correr como desesperado. Me metí en el angosto pasillo que separaba la pared ciega de casa de la verja vecina, la de doña Rosalía. Doblé el codo del pasillo y allí estaba la bicicleta roja con una tarjeta, escrita en caracteres armenios, en medio de una nube de polvo dorado. ... (ver texto completo)
Mis zapatos los dejé en el living, porque la otra habitación, la que después sería de mi hermanito, por entonces quedaba cerrada. Me levanté a medianoche y fui a espiar en puntas de pie. Aún no habían llegado, los zapatos seguían ahí, solos. Retorné a las sábanas enseguida.

Como a las tres de la madrugada me desperté. Vi pasar la silueta de papá por el pasillo, en dirección al living. Enseguida sentí unos ruidos leves, como a celofán que se rompe. Volví a reconocer la silueta de mi viejo en sentido inverso, regresando. Me moría por levantarme, pero no... mejor no.

Después me quedé dormido. Cuando desperté serían las cuatro. Semidormido y descalzo caminé hasta el living. El trencito de hojalata ya brillaba ufano sobre mis zapatos. Miré por la ventana: el montoncito de pasto parecía indemne. Al balde con agua no se lo veía por la falta de luz en la galería que daba al jardín.
Ya me estaba por meter en la cama cuando los vi. El trío ya ascendía. Las siluetas de los tres con sus coronas y capas brillantes, montados en camellos, eran inconfundibles. Se alejaban sobre un gran arco de polvo luminoso, semejante a una alfombra de oro. Baltasar cerraba la marcha. Por un instante se dio vuelta y me saludó sonriente con la mano en alto. Me quedé apoyado en el alféizar de la ventana de mi cuarto, aunque pronto no quise mirar más. ¡Era un sueño! Hermoso, pero sólo un sueño. El trencito, que me comprara papá a escondidas, era una prueba irrefutable. Inútil hacerse ilusiones: los Reyes sencillamente no existían ... (ver texto completo)
Queridos Reyes Magos,
Yo ya sé que ustedes están pobres este año, pero ¿podrían enviarme la bicicleta roja? Gracias. Les dejo agua y pasto para los camellos como siempre. Hasta mañana.
Pedrito

Por supuesto, tendrán que disculparme si no transcribo la carta con exactitud, porque ya me olvidé de alguna falta de ortografía o de puntuación, que seguro llevaba incluida.
Ensobré. Puse el destinatario: Sres. Reyes Magos, ¿para qué más, si igual llegaba?, y salimos a la calle con papá en dirección ... (ver texto completo)
Y cuándo te compran la de cuero? –le oí preguntar a un vecinito mientras pateaba una pelota de goma en la vereda, cuidando de no estrellarla contra la opulenta figura de doña Juana que volvía de hacer las compras.
– El problema es que papá dice que son muy caras. Y este año no sabe si los Reyes me la van a poder traer.
– Bah, eso de los Reyes es una mentira. Lo que pasa es que tu viejo es un amarrete.
– Sí, ya sé que los Reyes son los padres, pero yo igual la pedí.
Ese diálogo casual, oído a ... (ver texto completo)
REYES MAGOS
de Héctor Zabala

I

Por aquel tiempo yo era un completo ignorante del llamado Evangelio Armenio de la Infancia, esa escritura antigua por la cual –según algunos– naciera aquello de los Reyes Magos.
Pues si algo sabemos de esos hombres que visitaran a Jesús de Nazaret cuando todavía usaba pañales, es que no hay duda que fueron magos, humildes y oscuros magos, pero en absoluto reyes. Entendiéndose por mago a esa mixtura de astrólogo y hombre de ciencia, como se acostumbraba en el Oriente de entonces.

Con sólo leer ese Evangelio Armenio –antihistórico para los científicos y apócrifo para muchas confesiones cristianas– fácilmente entendemos por qué sólo pudieron ser magos. Es imposible imaginar una triple escolta monárquica de doce mil jinetes de guerra, sin contar auxiliares y servidores, pasando (y paseándose) desapercibida para las fuertes guarniciones romanas que controlaban Damasco y vigilaban Jerusalén, por más Magos que pretendieran ser esos Reyes. En especial si pensamos en todos ellos como extranjeros armados hasta los dientes, con caballos ricamente enjaezados, vestidos de punta en blanco y con un boato digno de un faraón victorioso de tiempos aún más antiguos. Y que por ser imposible que hubiera pasado desapercibido semejante despliegue y gentío a las legiones del César, seguramente nadie habría quedado sano para contarlo; incluyendo esos Reyes Magos que supuestamente hacían de comandantes.

Bueno, pero sea como fuere, la tradición dice que los Reyes trajeron tres presentes al divino niño y después se fueron para sus casas, por orden de un angelito de bastante mal genio que los amenazó feo si volvían para chismearle el sitio del betlemita pesebre-nursery al tetrarca Herodes.

Así, tanto el origen como el destino de estos Reyes Magos se pierden por completo entre leyendas, pero su mundo mágico perdura hasta hoy día. La tradición quedó y con el tiempo los tres personajes extendieron su negocio a todos los niños cristianos, si bien parece que son más generosos con los del sur de Europa que con los del norte. O quizá no quieran invadir la jurisdicción septentrional, a cargo de su colega Santa Claus, Papá Noel, Sancta o como quiera que lo llamen por allá. ... (ver texto completo)
LAS TRES GOTAS DE AGUA

El Alba pasó una mañana cerca de una camelia y oyó pronunciar su nombre por tres gotas cristalinas.
Se aproximo; luego posándose en el corazón de la flor, preguntó cariñosa:

- ¿Qué desean de mí, gotas brillantes?

- ¿Que vengas a decidir una cuestión- dijo la primera-. Somos tres gotas diferentes reunidas en diversos puntos. Queremos que digas cuál de nosotras vale más y cual es la más pura.

-Acepto; habla tú, gota brillante. Y la primera gota trémula habló así: ... (ver texto completo)
La casa endulzada

Una casa endulzada,
la bruja Eugenia tenía,
la puerta sola se abría
con una gran carcajada.

La cocina, era una fiesta,
sonaban todas las ollas
y cantaban las cebollas ... (ver texto completo)
El gallo Nerón

El gallo Nerón
es un campeón.
Canta su canción
con gran precisión.

Madruga de prisa,
mucho más que el sol,
y lanza en la brisa
su chorro de voz.

Qui- Qui- Ri –Qui
¡Despierten vecinos!
Ya estoy por aquí
¿escuchan mis trinos?

Me llamo Nerón
y soy veterano
avisando al sol,
que salga temprano.

Nerón se pasea
por el gallinero
¡Cómo coquetea!
el dicharachero.

Todas las gallinas
se quieren casar
con Nerón, el gallo,
que sabe cantar.

Tremenda batalla
tienen las gallinas,
a ver quién lo casa,
entre las vecinas.

Apuestan sus plumas
y hasta sus pescuezos,
¿quién es la valiente
que le roba un beso?

Y Nerón, orondo,
parece un monarca
con su cresta roja,
Rey de la comarca.

Todas las gallinas
se quieren casar
con Nerón, el gallo,
tenor de verdad.

© Zandra Montañez Carreño ... (ver texto completo)
La luna prisionera

En el inicio de los tiempos no había luna, ni tampoco estrellas. Por las noches, atemorizado por la oscuridad, Anku cerraba los ojos y se concentraba para escuchar el único ruido que reconocía, el de la cascada. Por eso le gustaba la primavera, porque entonces la nieve acumulada en la cima comenzaba a deshacerse y a bajar en forma de agua, entre las grietas de la montaña.

En la cumbre más alta, cerca de la aldea, vivía Killén. Las hadas de la tierra le habían contado tantas ... (ver texto completo)
EL ZORRO Y EL QUIRQUINCHO

Un día hicieron una sociedad el zorro y el quirquincho. El zorro dio su chacra al quirquincho para que la sembrara a medias.

Como el quirquincho tiene fama de ser poco inteligente, el zorro pensó que se aprovecharía de su trabajo, y le dijo:

-Este año, compadre, como es justo, será para mi todo lo que den las plantas arriba de la tierra y para usted lo que den abajo.

El quirquincho sembró papas. Tuvo una magnífica cosecha y al zorro le tocó una cantidad de hojas inservibles.

Al año siguiente el zorro, molesto por el mal negocio, le dijo a su amigo:

-Este año, compadre, como es justo, será para mi lo que den las plantas debajo de la tierra, y para usted lo que den arriba.

-Bien compadre, será como usted dice.

El quirquincho sembró trigo. Llenó su granero de espigas y al pobre zorro le tocó una cantidad de raíces inútiles.

" No me dejaré burlar más", pensó. Y le dijo al compadre:

-Este año, ya que usted ha sido tan afortunado con las cosechas anteriores, será para mi lo que den las plantas arriba y abajo de la tierra. Para usted será lo que den al medio.

-Bien compadre, ya sabe que respeto su opinión.

El quirquincho sembró maíz. Sus graneros se llenaron nuevamente de magnífica espiga y al zorro le correspondieron las flores y las raíces del maizal.

El zorro tuvo que vivir en la última miseria. Ese fue el castigo a su mala fe. ... (ver texto completo)
La bruja tranquila

¡Camila, Cami, Camila!
es la bruja más tranquila,

que se vino de Manila

para recargar su pila.

Camila come la brisa ... (ver texto completo)