PASA EL AMOR, aparece la musa y se despeja mi sombría inteligencia.
«Donde hay un hombre –dice Balmes– que piensa sobre un objeto inquiriendo su naturaleza, sus relaciones, su fin, allí hay un filósofo.»
Tres amigas tengo en Madrid; el pueblo de buen tono y de los pies chiquitos. Una de ellas en Francia calzarse quiso, y compró los zapatos que vió más chicos. ¿Qué tal serían, que, embarcándose en uno, se fue a Sevilla.
¿Es usted Alconchelera?
-Sí señores, de allí soy yo, de Alconchel... Criadero bendito de cebadales, de rosas y de mujeres bien guisadas.
Vive en la casa de enfrente
de la casa donde vivo
una Socorro hechicera
que me tiene más cautivo
que un ratón en ratonera.
Veo en la pantalla marcada la 1 y dos minutos, así que Morfeo me está llamando para mecerme y acurrucarme en sus brazos.
Un beso para todos, buenas noches y hasta mañana. ¡Qué descanséis!
Es tu cuerpo escultura primorosa,
por artista divino modelada,
y está tu piel marmórea perfumada
con fina esencia de violeta y rosa.
- Hasta liviana has de ser,
hasta de vergüenza poca,
hasta presumida y loca...
(dijo un hombre a su mujer)
-Jesús, qué mal humor gastas!
repuso ella con presteza;
yo no sé cómo hay cabeza
que pueda sufrir tus astas.
De tu pelo la trenza esplendorosa
con los rayos del sol está formada,
y el destello vivaz de tu mirada
es fulgor de los ojos de una diosa.
Manojos de jazmines son tus manos,
tu voz dulce armonía de los cielos
escuchada en los éxtasis cristianos;
mas de tu castidad los tenues velos
desgarraste en los ámbitos mundanos
al colmar de tu carne los anhelos.
Es tu cuerpo escultura primorosa,
por artista divino modelada,
y está tu piel marmórea perfumada
con fina esencia de violeta y rosa.
De tu pelo la trenza esplendorosa
con los rayos del sol está formada,
y el destello vivaz de tu mirada
es fulgor de los ojos de una diosa.
Es tu cuerpo escultura primorosa,
por artista divino modelada,
y está tu piel marmórea perfumada
con fina esencia de violeta y rosa.
¿Recordáis aquellas oraciones que hacíamos a los Ángeles de la Guarda y con cúanta devoción?
Cuatro esquinitas
tiene mi cama
cuantro angelitos
que me la guardan.