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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Vistas desde la terraza
Foto enviada por Qnk

El mango hizo un movimiento con las ramas y contestó:
- Amigo mango. ¿Tú piensas que es justo que este tigre me coma después que lo haya liberado de una jaula donde estaba preso?
Entonces pasaron por debajo de un mango. El sabio se dirigió a él:
- De acuerdo, de acuerdo- dijo el tigre. Pero vayamos rápido, ¡que hace días que no como nada!
- ¡Un momento! – dijo el sabio. Hemos acordado que le preguntaríamos a tres seres vivos y este era solo el primero.
La boca del tigre se llenó de saliva. No lo pudo evitar y volvió a saltar sobre el viejo. ¡Tenía mucha, mucha hambre!
Cuando era joven, trabajaba de sol a sol en el campo. Tiraba del carro todo el día, para que mi amo labrara el campo. Pero ahora que soy viejo, me ha echado de casa porque ya no sirvo para trabajar. Los hombres no son justos…Tigre, te lo puedes comer.
- Hola, amigo buey. Tenemos una duda y te la queremos consultar. Este tigre estaba prisionero en una jaula y me ha pedido que lo liberara para ir a beber agua. Me prometió que no me comería, pero después de liberarlo quiere comerme. Crees que es justo?
Por allí pasaba un buey. El sabio y el tigre se le acercaron.
- Ummm.... De acuerdo – dijo el tigre. Pero que sea rápido, eh? Que tengo mucha hambre.
- Pero yo he confiado en ti – respondió el sabio. Haremos una cosa. Preguntaremos a los tres primeros seres vivos que pasen por aquí si es justo que me comas. Si todos dicen que si, no pondré resistencia y me podrás comer. Pero si sólo uno de ellos dijera que no es justo, no me tocarás ni un pelo!
- Sí que es justo. ¡Tengo derecho a comerte! – replicó el tigre
- No es justo, esto! Yo te he liberado y ahora tu me quieres comer! Me has prometido que no lo harías. Hemos hecho un pacto. ¡No es justo!
- ¡Oh! viejo sabio, has sido muy inocente con dejarme salir. ¡Ahora te comeré!
El sabio se quedó pensativo por unos momentos. Pensó que el tigre decía la verdad y le abrió la jaula. Entonces, el tigre, que estaba más hambriento que sediento, saltó sobre el sabio con la boca abierta mientras le decía: