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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

La espuma en el agua
Foto enviada por Qnk

Así estuvo un buen rato. Luego salió con bastante miedo. Las ramas del árbol que tocó adrede, siguieron verdes y frescas. ¡Midas era libre!

Desde entonces el rey vivió en una choza que él mismo construyó en el bosque. Y ahí murió tranquilo como el campesino más humilde.

Cuento mitológico
Y fueron convirtiéndose en oro los vestidos que llevaba Midas, una rama que tocó, las puertas de su casa. Hasta el perro que salió a saludarlo se convirtió en una estatua de oro.

Y Midas comenzó a preocuparse. Lo más grave fue que cuando quiso comer, todos los alimentos se volvieron de oro.

Entonces Midas no aguantó más. Salió corriendo espantado en busca de dios.

-Te lo dije, Midas - dijo el dios-, te lo dije, Pero ahora no puedo librarte del don que te di. Ve al río y métete al agua. Si ... (ver texto completo)
EL REY MIDAS

Había una vez un rey muy bueno que se llamaba Midas. Sólo que tenía un defecto: que quería tener para él todo el oro del mundo. Un día el rey midas le hizo un favor a un dios.

El dios le dijo:

-Lo que me pidas te concederé.

-Quiero que se convierta en oro todo lo que toque - dijo Midas.

- ¡Qué deseo más tanto, Midas! Eso puede traerte problemas, Piénsalo, Midas, piénsalo.

-Eso es lo único que quiero.

-Así sea, pues - dijo el dios. ... (ver texto completo)
Has de heredar y muy presto
Hacienda en mucha abundancia;
tendrás un hijo canónigo;
la Iglesia no se señala.
De Toledo no es posible.
Una hija rubia y blanca
Tendrás, que si es religiosa,
También vendrá a ser perlada.
Si tu esposo no se muere
dentro de cuatro semanas, ... (ver texto completo)
La gitanilla

Hermosita, hermosita,
la de las manos de plata,
más te quiere tu marido
que el rey de las Alpujarras.
Eres paloma sin hiel,
pero a veces eres brava,
como leona de Orán
o como tigre de Ocaña.
Pero en un tras, en un tris,
el enojo se te pasa,
y quedas como alfeñique,
o como cordera mansa.
No te quiero decir,
pero poco importa; vaya:
enviudarás, y otra vez,
y otras dos serás casada.
No llores, señora mía;
que no siempre las gitanas
decimos el Evangelio;
no llores, señora; acaba.
Como te mueras primero
que el señor teniente, basta
para remediar el daño
de la viudez que amenaza. ... (ver texto completo)