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Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

El gran león de Dios es digno de ser recordado, leído e imitado. Un verdadero siervo, quien llevó por todas partes “las marcas del Señor Jesús en su cuerpo”. (Gálatas 6:17)
Pablo presintió su muerte. Escribió a Timoteo “… estoy a punto de ser sacrificado y el tiempo de mi partida está cercano”. La tradición dice que murió decapitado en Roma, pues hablaba con pasión sobre la resurrección de los muertos.
Tras el sufrimiento, hambre, encarcelamiento, persecución, Pablo se constituyó en Apóstol, su obra en el Reino de los Cielos fue una piedra medular. Su conversión inicial fue espectacular, o mejor dicho, sobrenatural. También, Pablo fue llevado al tercer cielo (2 Corintios 12), como una bendición especial de Dios, y también le fue dado un aguijón en su cuerpo para que no se gloriara de dicha experiencia.
Partiendo de Antioquía junto con Bernabé, el apóstol viajó también al Asia Menor con Silas, a Grecia (Europa), Filipos, Éfeso, Atenas (donde habló sobre el único Dios y rechazó la idolatría a otros dioses), etcétera. Padeció persecución, fue apedreado, puesto en la cárcel, naufragó en la Isla de Malta en el mar Mediterráneo y casi pierde la vida junto a otras más de doscientas personas (Hechos 27 y 28), entre ellos Lucas, el médico que guardó en su memoria estos acontecimientos y a quien se le atribuye ... (ver texto completo)
Debido a que fue enviado a predicar el evangelio entre los gentiles, el cristianismo de expandió con rapidez. Pablo hacía prodigios, hablaba con el poder del Espíritu Santo ante autoridades religiosas y políticas, así como ante las multitudes, y miles eran convertidos.
En sus viajes misioneros, cada uno de los cuales duró varios años, Pablo anunció la salvación por la gracia y predicó el perdón de los pecados, así como el bautismo del Espíritu Santo, en oposición a los rudimentos de la ley judaica. Dedicado a la misión evangelizadora, fue constantemente perseguido por los judíos, al igual que su Maestro, y también hostigado en diferentes regiones.
A partir de entonces, Saulo se convirtió en el apóstol más activo de todos los seguidores de Jesús en aquella época. Casi la mitad del Nuevo Testamento está constituido por las Epístolas que Pablo escribió a las iglesias y habitantes del mediterráneo, a fin de contestar sus dudas sobre la fe cristiana o para corregir errores acerca de la misma. De este modo, el apóstol estableció con denuedo los fundamentos de la doctrina cristiana.
Fue perseguidor atroz de la entonces considerada secta cristiana en el primer siglo. Los primeros cristianos se denominaron a sí mismos como los “Nazarenos” o “los del Camino” (Hechos 24:5). Fue en Antioquía donde se les llamó “cristianos” (pequeños Cristos) por primera vez. Pablo participó en el asesinato del mártir Esteban y puso a muchos cristianos en la cárcel. Saulo no conoció personalmente a Jesucristo, sino hasta el momento en que éste se le apareció en su camino a Damasco, lo tiró del caballo ... (ver texto completo)
2Timoteo 4:7-8

La vida del apóstol Pablo es por demás apasionante. Nacido en el seno de una familia judía, y siendo también ciudadano romano, Saulo de Tarso estudió en la escuela de los más destacados doctores de la Ley. Era letrado en filosofía, teología, lingüística, y otras disciplinas. Hablaba Latín, Griego, Hebreo y Arameo.
Belleza del patrimonio cristiano

Fe y cultura

El gran león de Dios
La vida del apóstol Pablo es por demás apasionante

Por: Maleni Grider | Fuente: ACC (www. agenciacatolica. org)

He combatido el buen combate, he concluido mi carrera, he conservado la fe; sólo me queda recibir la corona merecida, que en el último día me dará el Señor, justo juez; y no sólo a mí, sino también a todos los que esperan con amor su venida.
El impulso de la gracia de Dios le urgía a trabajar al servicio de Cristo; no podía “cocear” (dar coces) contra este aguijón (Hch 26, 14). Su respuesta fue la de una fe viva, con la que confesó, juntamente con la primitiva Iglesia, que “Jesús es el Señor” (1 Cor 12, 12; CF. Rom 10, 9; Flp 2, 11). Pero esta experiencia iluminó, en un acto creador, la mente de Pablo y le dio una extraordinaria penetración de lo que él llamó más tarde “el misterio de Cristo” (Ef 3, 4).

Fuente: mercaba. org
Más tarde Pablo hablaba, refiriéndose a esta experiencia, del momento en que había sido “tomado” por Cristo Jesús (Flp 3, 12) y una especie de “necesidad” le impulsó a predicar el evangelio (1 Cor 9, 15-18). Él comparó esa experiencia con la creación de la luz por Dios: “Porque el Dios que dijo: “De la tiniebla, brille la luz”, es el que brilló en nuestros corazones para resplandor del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Cristo” (2 Cor 4-6).
La única diferencia entre aquella experiencia, en que Jesús se le apareció (1 Cor 15, 8), y la experiencia que tuvieron los testigos oficiales de la Resurrección (Hch 1, 22) consistía en que la de Pablo fue una aparición ocurrida después de Pentecostés. Esta visión le situó en plano de igualdad con los Doce que habían visto al Kyrios.
Aquella revelación del “Señor de la gloria” crucificado (1 Cor 2, 8) fue un acontecimiento que hizo de Pablo, el fariseo, no sólo apóstol, sino también el primer teólogo cristiano.
Los actuales investigadores del NT son menos propensos que los de las generaciones pasadas a considerar aquella experiencia como una “conversión” explicable de acuerdo con los antecedentes judíos de Pablo o con Rom 7 (entendido como relato biográfico). El mismo Pablo habla de esta experiencia como de una revelación del Hijo que le ha concedido el Padre (Gál 1, 16). En ella “vio a Jesús, el Señor” (1 Cor 9, 1; cf. 1Cor 15, 8; 2 Cor 4, 6; 9, 5).