ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Billete 5€ 2013, reverso
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

La leyenda, como de costumbre, abunda en particulares amenos y nos presenta al anciano obispo rodeado de animales salvajes que lo visitan y le llevan alimento; pero como los cazadores van detrás de estos animales, el santo fue descubierto y llevado amarrado como un malhechor a la cárcel de la ciudad. A pesar de los prodigios que el santo hacía en la cárcel, lo llevaron a juicio y como no quiso renegar de Cristo y sacrificar a los ídolos, fue condenado al martirio: primero lo torturaron y después ... (ver texto completo)
Era el año 316. Parece que San Blas, siguiendo la advertencia del Evangelio, huyó de la persecución y se refugió en una gruta.
Gracias a esta tradición, el nuevo calendario litúrgico ha colocado en este día la memoria del santo, aunque se trata de un personaje históricamente incierto. San Blas fue obispo de Sebaste a comienzos del siglo IV, y sufrió la persecución de Licinio, el colega del emperador Constantino. Puede, pues, considerarse como uno de los últimos mártires cristianos de esa época.
Etimología: Blas = Aquel que es tartamudo, de origen latino
Santoral

Blas, Santo
Memoria Litúrgica. 3 de febrero

Por: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic. net

Obispo de Sebaste de Armenia
Martirologio Romano: San Blas, obispo y mártir, que, por ser cristiano, padeció en tiempo del emperador Licinio en la ciudad de Sebaste de Armenia (Sivas de la actual Turquía) (c. 320).
Referencias

1. ↑Bachiller, Rafael. «La lluvia de las Cuadrántidas y cinco planetas visibles.» El Mundo. Consultado el 4 de enero de 2017.
2. ↑ «Does the published meteor rate for a shower really represent what I should expect to see?». American Meteor Society. Consultado el 4 de enero de 2017.
3. ↑ Jenniskens, Peter (en inglés). «2003 EH1 is the Quadrantid shower parent comet.» Ephemeris. Consultado el 4 de enero de 2017.
Y cuando, en alguna ocasión, escuchaba a algún adulador, huía de él, porque, acordándose de la zorra, sabía que todos los que halagan a quien no tiene méritos, lo hacen esperando lucrarse a costa del que adulan. Y el cuervo escarmentó de esta forma para siempre.
Nuestro cuervo hubo de comprender, aunque tarde, que nunca debió admitir aquellas falsas alabanzas. Desde entonces apreció en el justo punto su valía, y ya nunca más se dejó seducir por elogios inmerecidos.
-Señor bobo, ya que sin otro alimento que las adulaciones y lisonjas os habéis quedado tan hinchado y repleto, podéis ahora hacer la digestión de tanta adulación, en tanto que yo me encargo de digerir este queso.
-Bello es usted, a fe mía, y de porte majestuoso. Como que si su voz es tan hermosa como deslumbrante es su cuerpo, creo que no habrá entre todas las aves del mundo quien se le pueda igualar en perfección.
Al oír aquel discurso tan dulce y halagüeño, quiso demostrar el cuervo a la zorra su armonía de voz y la calidad de su canto, para que se convenciera de que el gorjeo no le iba en zaga a su plumaje. Llevado de su vanidad, quiso cantar. Abrió su negro pico y comenzó a graznar, sin acordarse de que así dejaba caer el queso que deseaba la astuta zorra. Ésta se apresuró a coger entre sus dientes el suculento bocado. Y entre bocado y bocado dijo burlonamente a la engañada ave: ... (ver texto completo)
-Sí, sí prosiguió la zorra. Es lo que siempre digo. No hay entre todas las aves quien tenga la gallardía y belleza del señor cuervo.
El ave, sobre su rama, se esponjaba lleno de satisfacción. Y en su fuero interno estaba convencido de que todo cuanto decía el animal que estaba a sus pies era verdad.
¿Pues, acaso había otro plumaje más lindo que el suyo? Desde abajo volvió a sonar, con acento muy suave y engañoso, la voz de aquella astuta:
- ¡Vaya, que está usted bien elegante con tan bello plumaje!
El cuervo, que, como ya sabemos, era vanidoso, siguió callado, pero contento al escuchar tales elogios.
Tenga usted buenos días -repitió aquella, comenzando a adularle de esta manera
- ¡Ay, si yo pudiera a mi vez robar a ese ladrón! Buenos días, señor cuervo.
El cuervo callaba. Miró hacia abajo y contempló a la zorra, amable y sonriente.
- ¡Qué queso tan sabroso! -volvió a suspirar el cuervo, imaginando que se lo apropiaba.
Voló el ladronzuelo hasta la ventana, y tomando el queso en el pico, se fue muy contento a saborearlo sobre las ramas de un árbol.
Todo esto que acabamos de referir había sido visto también por una astuta zorra, que llevaba bastante tiempo sin comer. En estas circunstancias vio la zorra llegar ufano al cuervo a la más alta rama del árbol.