ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

13, Rue del Percebe, ¿QUE SI ES SERRANO?
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

Explicación de la Misa del Domingo de Ramos

La Misa se inicia con la procesión de las palmas. Nosotros recibimos las palmas y decimos o cantamos “Bendito el que viene en el nombre del Señor”. El sacerdote bendice las palmas y dirige la procesión. Luego se comienza la Misa. Se lee el Evangelio de la Pasión de Cristo.

Al terminar la Misa, nos llevamos las palmas benditas a nuestro hogar. Se acostumbra colocarlas detrás de las puertas en forma de cruz. Esto nos debe recordar que Jesús es nuestro ... (ver texto completo)
Los que iban delante y detrás de Jesús gritaban:
" ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!"
Señor, hazme un instrumento de Tu Palabra
para que dócilmente la lleve al mundo.
Que de mis labios se derrame la miel de Tu dulzura
que mis ojos iluminen con la Luz de Tu Mirada
que mis manos acaricien como sólo Tu sabes hacerlo
que mis pies pisen sobre Ti que eres Camino
que mis brazos abracen y sanen las heridas del alma
que mi alma descanse en Tu Paz
para que nada en mi sea por mi mismo
sino por Ti y en Ti que eres mi Amo y Fortaleza
Muchas formas hay para definir lo que es la verdadera humildad, pero pocas formas son tan claras como la comprensión de la misión de aquel burrito. Muchos burros yo conozco que en situaciones similares saltan de alegría y sacuden sus brazos en agradecimiento a la multitud, arrojando por los aires la Palabra del que verdaderamente estaba dirigiéndose a la gente. No, yo quiero ser un burrito, pero el más pequeño, el más leal al Maestro, el más entregado a su limitada y concreta misión.
Como buen burrito, del linaje de aquel maestro burro, quiero llevar sobre mis espaldas la Palabra del Maestro, sin desviar mi mirada del camino, sin tropezar ni caer, sin distraerme aun cuando aclamen o aplaudan, porque es al Maestro al que gritan hosanna, no a mí. Es al Maestro al que quieren escuchar y seguir, no a mi. Es al Maestro al que quieren y deben imitar, no a mi.
Y yo, hoy, quiero ser burrito, digno descendiente de ese mismo feliz ejemplar que supo comprender su misión de modo tan claro. El burrito de Jesús no cayó en tentación de vanidad ni se confundió por un instante sobre el alcance de su llamado. Dios mismo lo había elegido, eso lo hacía un burro elegido por cierto, pero por eso justamente tenía que ser el más pequeño entre los burros, sin fallar, sin desviarse de su camino.
El burrito tenía que pisar los mantos que ponían frente a él sin enredarse las pezuñas, pisar las hojas de palma sin lastimarse ni provocar tropiezo alguno. El ignoró lo mejor que pudo lo que pasaba a su alrededor, para poder de ese modo servir a su Amo, para llevar a buen término aquella jornada que glorificó por toda la eternidad a la especie burrina (perdón por el término) para alegría de las futuras generaciones de burros por venir.
El burro, consciente de su misión, se concentró en la tarea de modo extraordinario mientras se repetía a sí mismo a todo momento: "estos aplausos no son para mi, no debo distraerme, estos hosannas no son para mi, debo concentrarme en tener el paso firme, la mirada fija en el camino".
Los hosannas no eran para él, eran para el Hombre-Dios que lo había elegido, por motivos misteriosos, para conducir tan trascendental misión. No era un burrito cualquiera, el Señor ya lo tenía elegido desde el inicio de los tiempos. Era un burro elegido, ni más ni menos. Sin embargo eso no cambiaba ni el sentido ni el propósito de su responsabilidad, de su misión. El tenía que llevar sobre si al que era Rey del Universo, la Palabra hecha Hombre, el Verbo Encarnado, el Mesías anunciado y esperado durante generaciones. ... (ver texto completo)
Pensemos en el burrito que experimentó todo eso: él podría haber dicho " ¡qué maravilla como me aclaman, que éxito excepcional el entrar a Jerusalén de este modo!". En ese caso, el burrito hubiera saltado de alegría y girado sobre sí mismo para contemplar alborozado tanta fanfarria. ¿Qué hubiera ocurrido en ese caso? Pues, la carga que el burrito llevaba sobre su grupa hubiera caído por tierra, dando por fracasada la más extraordinaria misión que burro alguno haya tenido desde que Dios creó a su especie, los burritos. ... (ver texto completo)
El extraordinario Padre Emiliano Tardif me enseñó esto en uno de sus libros, retratando la figura de esta hermosa forma:

Cuando el Señor entró en Jerusalén el Domingo de Ramos, montaba un lindo burrito. La gente lo aclamó gritando hosanna al que viene en Nombre del Señor, y ponían sus ropas en Su camino para que el burro las pise al paso, mientras aventaban hojas de palma y también las arrojaban al camino.
Escritores Actuales

Schmidt Oscar

¡Quiero ser un burro!
... yo quiero ser un burrito, pero el más pequeño, el más leal al Maestro, el más entregado a su limitada y concreta misión.

Por: Oscar Schmidt | Fuente: Catholic. net

Me corrijo, no quiero ser un burro, quiero ser un burrito, el más pequeño burro entre los burros. Esto lo comprendo ahora plenamente, quizás después de haber tratado tontamente de ser pavo real o simplemente pavo, durante demasiados años de mi vida. ¡Qué honor ser ... (ver texto completo)
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Original e impactante son dos de los adjetivos que mejor encajan con la descripción de la Dansa de la Mort (la Danza de la Muerte), una tradición centenaria -se remonta a la época medieval- de la población gerundense de Verges. Esta tradición macabra -la única que se ha conservado hasta nuestros días de toda Europa- se escenifica la noche del Jueves Santo.

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Conocida por su belleza y por ser patrimonio de la humanidad de la Unesco, San Cristóbal de la Laguna está considerada la capital religiosa de Tenerife. Y es que la intensa celebración de la Semana Santa -con numerosas procesiones- tiene a sus espaldas 500 años de historia.

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