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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

El Capitán Trueno, El MAR del MISTERIO
Foto enviada por eufra7dos@hotmail.com

-Padre, déjame que vaya yo a cortar la leña.
Entonces dijo Tontorrón:
Efectivamente, también a él le llegó pronto el castigo: no había hecho más que dar un par de hachazos al árbol, cuando se golpeó en la pierna, con tanta fuerza, que tuvo que ser llevado a casa.
Y prosiguió su marcha.
Si te doy algo, tendré menos para mí. ¡Lárgate con viento fresco!
Luego, tuvo que ir el segundo hijo al bosque a cortar algo de leña, y la madre le preparó, igual que al hijo mayor, una exquisita tortilla de patatas y una botella de vino. Él también se encontró con el viejo hombrecillo que, del mismo modo, le pidió un trozo de tortilla y un trago de vino. Pero el segundo hijo también le habló con una gran sensatez:
Llegado al lugar adecuado, se puso a talar un árbol; pero, no había transcurrido mucho tiempo cuando, dando un mal golpe, se clavó el hacha en el brazo y tuvo que regresar a casa para que le curasen la herida. Esto no había sido un simple accidente, pues había sido provocado por el hombrecillo de pelo canoso.
Y, dejando al hombrecillo allí plantado, siguió su marcha.
-Si te doy parte de mi tortilla y de mi vino, no tendré suficiente para mí ¡Apártate de mi camino!
Pero el hijo, que era un listillo, le contestó:
-Dame un trozo de la tortilla que llevas en el canasto y déjame beber un poco de vino; tengo mucha hambre y estoy sediento.
Un día el hijo mayor debía ir al bosque a cortar leña; su madre le preparó una exquisita tortilla de patatas, añadiéndole una botella de buen vino de la tierra, para que no pasase ni hambre ni sed. Al llegar al bosque se tropezó con un viejo hombrecillo de pelo canoso, que le dio los buenos días y le dijo:
La oca de oro

Había una vez un hombre que tenía tres hijos. Al más pequeño lo llamaban Tontorrón y era menospreciado por todos; se reían de él y le daban de lado a cada momento.