Finalmente, llegó también la tercera hija con las mismas intenciones. Entonces gritaron las otras:
Poco después apareció la segunda hija, con la intención también de llevarse una pluma de oro; pero, apenas había tocado a su hermana, cuando se quedó pegada a ella.
El posadero tenía tres hijas, que vieron la oca y sintieron curiosidad por saber qué clase de pájaro maravilloso era aquel, y quisieron quitarle una de sus plumas de oro. La mayor pensó: «Ya se presentará la ocasión de arrancarle una pluma». Y, en un momento en que Tontorrón había salido, cogió la oca por las alas para quitarle una pluma, pero la mano se le quedó pegada y no pudo soltarse.
Tontorrón se acercó al árbol y lo cortó; al caer, vio entre sus raíces una oca que tenía las plumas de oro puro. La cogió y se fue a una posada, donde había de pasar la noche.
Y, diciendo esto, el hombrecillo canoso desapareció.
-Como tienes un buen corazón y estás dispuesto a compartir lo que posees, quiero que recibas tu premio. Allí hay un viejo árbol, córtalo y encontrarás algo entre las raíces.
Entonces se sentaron y, cuando el hijo menor sacó la esmirriada tortilla, ésta se había convertido en una exquisita tortilla de patatas con mucha cebollita, y la cerveza agria era un delicado vino. Y así, comieron y bebieron; y después habló el hombrecillo:
-Pero -le respondió Tontorrón- sólo tengo una tortilla de mondas de patata, hecha sobre las cenizas, y cerveza agria; si te parece bien, nos sentaremos y comeremos juntos.
-Dame un trozo de tortilla y un poquito de vino; tengo mucha hambre y me muero de sed.
Cuando llegó al bosque se topó, como le había ocurrido a los otros, con el viejo y canoso hombrecillo, quien, saludándole, le dijo:
La madre le preparó una tortilla con mondas de patata, que había hecho con agua y sobre las cenizas; a la que añadió una botella de cerveza agria.
-Está bien, puedes ir. Ya escarmentarás cuando te hagas daño.
Pero Tontorrón le suplicó con tanta insistencia para que le permitiera ir que, al final, su padre dijo:
A lo que el padre respondió:
-Lo único que han conseguido tus hermanos es hacerse daño; olvídate de esas cosas, de las que tú no entiendes.