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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Plano de Europa
Foto enviada por Qnk

Entonces se levantó el castor y dijo: -Os estáis olvidando de lo más importante: la cola. Supongo que las colas finas y largas estarán muy bien para espantar a las moscas. Pero el Hombre tiene que tener una cola ancha y plana. ¿Cómo, si no, va a construir diques en los ríos?
- ¿Como los tuyos? -preguntó Coyote. El carnero dio un respingo. No le gustaba que lo interrumpieran.
Son largas y puntiagudas y se enganchan en todas las ramas y los arbustos. No sirven para embestir, Pero si tuviera unos cuernos…
- ¿Como la tuya? -intervino el carnero, despectivo-. ¿Para qué sirve una cornamenta?
- ¿Como la tuya? -preguntó Coyote. -Bueno, sí. Como la mía -repuso el ciervo.
Y una cornamenta, claro. Necesitará una cornamenta.
Y ojos como la Luna, que lo ve todo.
- ¿Por qué habláis de morder carne y aplastar cosas? Eso no está bien. El Hombre debe saber cuándo corre peligro para poder escapar. Debe tener unas orejas de caracol para poder oír hasta los ruidos más débiles.
El ciervo, que temblaba nervioso y no paraba de echar miradas por encima del hombro, dijo:
-Bueno, sí, como yo -replicó el oso pardo.
-Nadie quiere una voz como la tuya -interrumpió el oso pardo-. Tú espantas a todo el mundo. En cambio, el Hombre debería poder caminar sobre las patas traseras para acercarse a las cosas y apretarlas entre sus brazos hasta aplastarlas.
-Si. como la mía -respondió el león.
- ¿Como la tuya? -preguntó Coyote.
Bueno… sí, como las mías -dijo el león-. Necesitará pelo, por supuesto. Y una gran voz para rugir.
-Puedes darle la forma que quieras -dijo el león-, pero creo que tendría que tener unos dientes afilados para morder la carne, y también unas garras largas.