Las cestas que llevo en mi burro están llenas de aceitunas. Pasé tres días y tres noches en el huerto de olivos para poder recogerlas, dijo Hammed.
También las recogias por la noche?, preguntó Abdul, sorprendido.
Veo que tu también llevas una carga muy pesada.
Ese arbusto tiene un pequeño tallo por encima de la arena, pero tiene unas largas raices, bajan muy, muy profundas para buscar agua. Yo he desenterrado sus raices y las he cargado en mi camello.
Hay un pequeño arbusto en el desierto llamado Artemisa, dijo Abdul.
¿Cómo has encontrado esa leña en el desierto? Le pregunto Hammed, porque sabía que no hay árboles en el desierto.
Mi padre me dijo que si recogía leña podría ir al pueblo a venderla en el mercado.
¿Para que llevas ese costal de leña sobre tu camello?. Le pregunto Hammed.
Viajo con mis padres y nuestras cabras de oasis en oasis por el desierto. Aquí es como encontramos con hierba y agua para los animales.
Nuestra tienda está hecha de piel de cabra. No vivimos en el mismo lugar durante todo el año.
Yo vivo en una tienda de campaña en el desierto, dijo Abdul.
Vivo en una pequeña casa blanca plaza del pueblo, dijo Hammed.
Y tú, donde vives?
– El niño, cuyo nombre era Hammed, respondió que si, que le haría muy feliz.
¿Tu vives en el pueblo?, le pregunto Abdul. Sí, dijo Hammed.
Así Hammed y Abdul, con su burro y su camello partieron hacia el pueblo.