OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

El final de la cuesta
Foto enviada por Qnk

Et Iesum, benedictum fructum ventris tui,
nobis post hoc exsilium ostende.
O clemens, o pia, o dulcis Virgo Maria.
Eia, ergo, Advocata nostra,
illos tuos misericordes oculos
ad nos converte.
Ad te clamamus exsules filii Evae.
Ad te suspiramus, gementes et flentes,
in hac lacrimarum valle.
SALVE, REGINA

Salve, Regina, Mater misericordiae:
vita, dulcedo, et spes nostra, salve.
Dentro de nada ya tenemos otra vez la Virgen de la Cuesta, como pasa el tiempo que rápido.....
¡"Enga" valientes, que no se os resista!
(Qué bien se ven los toros desde la barrera, eeeeh)
No estoy muy segura de si este año hubiese podido subir esta cuesta final antes de llegar a la ermita; mi cadera, aunque ya no me duele apenas y puedo pasar sin calmantes, no estaba aquellos días para muchos trotes, no.
¿Verdad qué cada día se ve el camino hacia la ermita más bonito? ¡Los pinos están hermosones porque sí! Ahora, para que cada día estén más bonitos debemos cuidarlos. Besos, alconcheleros.
Y con estos animales y volviendo las cultivar las tierras, pudieron sobrevivir, y el avaro entendió su gran error.
– ¡Guardé algunos animales en un lugar alejado de la granja para que no pudieras venderlos!
El avaro estaba desolado ya que su familia no tenía nada para alimentarse, entonces dijo el menor de sus hijos, que era el más pillo:
El avaro, en su siguiente visita, se encontró el hueco vacío y comenzó a gritar, patalear, tirarse del pelo y decir todos los insultos que le venían y la cabeza, para al final ponerse a llorar desconsoladamente. Un vecino, al verlo se acercó para intentar ayudar a superar su dolor y le dijo: “No llore usted por la pérdida de ese oro que sólo contemplaba, coja usted una piedra grande y bonita, la coloca en el agujero en el mismo sitio donde estaba el cofre del tesoro, y se hace la ilusión de que esa ... (ver texto completo)
Pronto descubrió el secreto del tesoro escondido del avaro, y aprovechando que se fue a descansar se puso a cavar con mucha fuerza hacia abajo, hasta que llegó al tesoro, “que grande, este oro tiene que ser para mi” y se lo robó.
El avaro

Había una vez en una tierra muy lejana, un granjero que era muy avaro. Un día decidió vender todas las cosechas y productos de la granja para comprar un gran tesoro de oro, aunque su familia le rogó que no lo hiciera, que no podrían sobrevivir durante el invierno sin las cosechas, la carne y leche que habian producido los animales, pero sin hacerles caso, lo vendió todo y las monedas que le dieron las enterró en un gran cofre al lado de una vieja pared, e iba a verlo a diario. Uno de ... (ver texto completo)