Esta iglesia era el centro de regocijo de las gentes de Pueblo Nuevo. Se celebraban actos religiosos, bodas y bautizos y tambien defunciones, como el de un niño de corta edad, cuya tumba está en su cementerio minero. Eran tiempos de esplendor y enfermedad por el trabajo en los pozos mineros. La empresa Peñarroya, construyó este pueblo para dar cobijo a trabajadores y empleados. Durante los años 1923 al 1931, que duró la explotación, se contruyeron escuelas, hospitales, almacenes, tabernas y otros centros de ocio y trabajo. El dinero fluyó de manera sobresaliente y muchas familias formarón su hogar y generaron una cierta estabilidad social. la caida del plomo, con la aparición de las explotaciones petroliferas y los derivados del plastico, echaron al lastre la venta de este mineral, las pérdidas eran de una cierta consideración por la bajada de la demanda, se dice y cuentan los más viejos, que esto junto a las huelgas generales que se producían en un momento de declive, obligó o así lo quiso la empresa dar por finalizada la campaña y abandonar las minas, lo que llevó a las familias a dejar sus casas y emigrar a centros urbanos con mayor coexistencia. Así, el pueblo, llamado Pueblo Nuevo, se vió desierto y muerto de la noche a la mañana, quedo vacío y triste, como muchos de los que se formarón en momentos álgidos y que finalizarón siendo pueblos fantasmas. Pero en el recuerdo de todos nosotros, como testigos del tiempo, sabemos que esta tierra tuvo gloria y bienestar durante una década y dejó como testigo sus ruinas, que nosotros investigamos para recuperar la historia de Solanilla del Tamaral.