PUERTOLLANO: Un crudo, pero real relato...

Era amigo de los campos: de las grandes llanuras, de las montañas lejanas y de su vega donde un río serpenteaba entre los chopos, tal vez milenarios. Era amigo de los olmos de su huerto. De marañales y romeros. De ásperas cuestas salpicadas de esparto y espliego. Era amigo de las primaveras y de el valle plagado de amapolas. Era amigo de zarzales, donde anidaban pagarillos, que alegraban sus mañanas. Era un niño que cantaba, con el río y el rumosr de sus aguas: que miraba embelesados, los juncales, olivares y trigales, movidos por la brisa y se preguntaba, mientras rezaba con los rezos de los campos. Era un niño inocente aún que carecía de muchas cosas, que luego, fueron llegando: estas no le satisfacieron plenamente. Sin embargo se mantuvo sereno. y de los violines de el viento, cogió aquellas notas que le parecían mas bellas. Bien seguro: conoció los lamentos de inviernos, cuando ponía sus besos largos y fríos
Solo conocía aquel horizonte por donde el Sol se asomaba o perdía en la tarde, pintando nubes de colores.
Pero leyó algún libro que describía, grades mares y llanuras; multitud de gentes amontonadas en grandes ciudades. Le hablaba d palacios y chozas miserables. de gentes que se amaban u odiaban. y no quiso entender nada... hasta que tuvo que rendirse ante lo evidente. Mientras esto aprendía, le surgían preguntas, allí junto a las ruinas de el viejo castillo. Las piedras le hablaban de siglos: de siglos de grandes conquistas, conquistas de llantos interminables. Las piedras tenía un lenguaje claro: no mentía... No soñaba. No soñaba: palpaba hombres encorvados, en la lucha por sobrevivir. Niños con los pies descalzos por los caminos, chapoteándo en el barro: hombres y niños, tiritando. Hombres Y niños pisoteados por las botas de el tirano.... y lloró de vergüenza, mientras se decía: este es el mundo a el que he llegado, y donde debo caminar.
Pasado algún tiempo, volvería a llorar. Aquel día y en una gran ciudad, viera hombres lisiados, pidiendo limosna, a las puertas de un templo, y se preguntó porque
muchos de los que venían de rezar, pasaban sin detenerse, o huían como. como si los dueños de aquellos ojos sin mirada tuvieran la peste. Si se fijó, en un caballero, bien vestido, y una señora cargada de joyas, que depositaría unas monedas. En el caballero, un gesto de indiferencia, como una obligación a cumplir, en la dama, una sonrisa y unas palabras de alivio... mientra miraba el lado donde faltaba un brazo. Y fué aprtendiendo quienes tienen abiertas todas las puertas y a quienes se les cierran, Y hasta viera un hombre, arrodillado, llorando en las puertas de el templo, se detenía en su llanto.
Y tanto silencio, le dolía en el costado por el grito en el propio silencio. Y le dolían las miradas indiferente y los gestos de disgusto de algunos pasantes.
Y racordó, las piedars de el castillo y su lesguaje de siglos. y restallaba en látigo, y el otro látigo de la indiferencia: el de el opresor. Fuera entonces que se diera cuenta, lo penoso que es caer de brices en el mundo.
Y fuera entonces, que para na llorar todo el tiempo, decidió regrasar en sus nostalgias, a su campo, a sus vallE, a sus laderas de tierra rojiza... a su campos plagados de amapolas
LIBERTAD.

Un crudo, pero real relato

Cuantas personas y cuantos niños como en este caso, salen de su entorno, donde como aquel niño era feliz, para buscar todo eso que alguna vez soñamos, avanzar, descubrir, aprender, conocer, trabajar, vivir, en definitiva, ser alguien en la vida, con mejores medios que en tu lugar habitual; y a veces lo consiguen, pero muchas como en este caso, descubres que la realidad es otra, y te surgen tantas dudas y preguntas, es cierto; descubres ciudades grandes, frias y no lo digo por la temperatura, sino por el calor humano, donde cada uno va a lo suyo sin importarle el vecino, donde volvemos la vista ante la miseria, sobre todo si nuestro medio de vida ha subido tanto, que nos olvidamos lo que fuimos, y ya no digamos, si en lugar de a una gran ciudad vas a un pueblo, mayor que el tuyo, pero pueblo, donde como en el caso de este niño, encuentras las miradas por encima del hombro, donde yo aparento ser mas que tu, donde si tu tienes un todoterreno yo voy a ver si tengo un mercedes, donde si vivo bien no me acuerdo del necesitado, donde volvemos la vista a quien pide, la verdad que el tema de los que `piden es tema aparte, pues hay como en todo, quienes piden por necesidad para comer y no piden dinero, sino alimentos y muchos que con historias de que es para comprar comida para la familia y los niños chicos te engañan y los encuentras a la vuelta en el bar tomando su vino y una ración

A veces lo piensas y en algunos casos, ha merecido la pena salir de donde estabas, pero otras dices... con lo bien que estaba yo en mi pueblo, en mi campo, disfrutando de lo que tenia y ahora me falta, que es vivir, respirar y que me dejen vivir

Pero esta es la vida, la vida ha cambiado, algunas cosas las cambiamos nosotros, del cambio tomamos lo que nos conviene, pero si reflexionaramos un poco, algunas cosas si podriamos cambiarlas para bien de todos, por eso Cubero, creo a lo que tu dices de que no podemos hacer nada, que algo si que podemos aportar, al menos yo pienso eso, si fueramos más humanos y pensaramos a veces las cosas dos veces, nos iria mejor o al menos aportariamos un granito a la sociedad, y todo empezando desde nuestras propias vidas

Pero no se porqué, esto es una utopia, ya que los ricos siguen siendo cada dia mas ricos, y los pobres, unas veces mejoran y otras son mas pobres
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
! Esta es la Loly, que a mi megusta! Después de leerte, crees que puedo dejar de ser tu amigo? Sobran mas comentarios.


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